Pep Guardiola: el beso a la medalla, la diferencia con el DT del United y las burlas de los hinchas ingleses

Es uno de los entrenadores más ganadores de la historia del fútbol. Lo hizo con un estilo y una convicción por determinado tipo de juego. Más que eso. Por sostener una filosofía respecto del éxito y del fracaso. Y en el comportamiento de Pep Guardiola, entonces, su accionar no fue para nada inesperado, aunque no por eso dejó de ser llamativo y provocó reacciones de todo tipo. Tras perder la final de la Champions League con Chelsea, el entrenador de Manchester City no sólo recibió con orgullo su medalla sino que, además, la besó.

Ese pequeño gesto generó un sinfín de debates, burlas en redes sociales y una comparación con Ole Gunnar Solskjaer, el entrenador de Manchester United que, tras perder la final de la Europa League con Villarreal, se quitó la medalla apenas se la entregaron.

Los hinchas del United y Liverpool se ensañaron contra Guardiola por besar “el premio del perdedor”. “Fraudiola”, lo rebautizaron en Twitter.

En la prensa, mayormente, la acción de besar la medalla fue celebrada como un elemento de grandeza. Un símbolo de la idea de desdramatizar los elementos de presión que rodean al fútbol. “Mientras algunos se la quitan, él hace esto. Por eso es diferente”, escribió el periódico Marca.

El Daily Mail calificó el gesto de besar la medalla como algo “insondable” y observó: “Guardiola se sintió inclinado a besar su medalla de subcampeón. Otros, como Oleksandr Zinchenko, se arrancaron las suyas del cuello y se alejaron a duras penas para contemplar la miseria de todo aquello”.

Detrás de esa actitud, en Inglaterra, le recordaron a Guardiola que podría no haber tenido que besar la medalla sino la Copa, si armaba mejor su equipo.

Un mediocampo “debilitado”

La prensa inglesa le cuestionó, específicamente, su armado del medio campo. Lo critican porque dejó muy solo a Ilkay Gundogan en el centro, como único volante de corte netamente defensivo y lo acompañó con Bernardo Silva y el joven Phil Foden, hombres con vocación más de ataque. Le cuestionan que no haya optado por Fernandinho o por Rodrigo, que podían haber ofrecido otro tipo de batalla en esa zona.

Incluso esa fue una de las preguntas que le hicieron en la conferencia de prensa. Guardiola contestó la razón de su elección: “Lo hice para tener velocidad, para encontrar calidad, jugadores brillantes, por dentro, en el medio y entre las líneas. Esta fue la decisión”.

Y agregó: “No ha sido demasiado peligro el que hemos concedido. Tienen una estructura defensiva muy fuerte, muy sólida. Las ocasiones las hemos tenido. No las hemos metido y han ganado ellos”.

Ian Herbert, en Daily Mail, escribió: “Sufrió desesperadamente por el agujero que Guardiola abrió en sus propias filas al omitir a Fernandinho, y quedó expuesto desde los primeros compases del partido”.

The Times fue más duro aún y lo acusó de arrogante: “La decisión de Guardiola de empezar sin Fernandinho rozó la arrogancia, como si creyera que podría superar al bien organizado y decidido Chelsea de Tuchel sin un recuperador de balones. El City echó mucho de menos al brasileño organizando y patrullando esa zona. Kanté se limitó a tomar el control y cuando Guardiola introdujo a Fernandinho, al cabo de una hora, el Chelsea ya iba por delante”.

The Sun, fiel a su estilo, optó por un análisis más agresivo aún. “Cruzó esa fina raya entre la genialidad y la extravagancia y decidió que una final de la Champions era el momento adecuado para realizar uno de sus experimentos de profesor loco”, lo castigó.