Varados y sin ingresos: cómo viven el coronavirus los empresarios argentinos en China
Los empresarios argentinos que desarrollan su actividad en China están viviendo en una especie de exilio "sin querer". Viajaron antes del Año Nuevo chino, y debido al brote de coronavirus, se quedaron en los países adonde inicialmente habían llegado como turistas. Mientras viven de ahorros y hacen malabares con sus finanzas, esperan buenas noticias para poder reactivar sus negocios.
Estas son las historias de empresarios argentinos en China que tuvieron que ponerle un freno a su actividad, reacomodar sus planes de negocios y hasta irse lejos de la ciudad donde viven por el brote de coronavirus, que ya dejó más de 1100 muertos en la nación asiática.
Falta de stock y fábricas cerradas
El emprendimiento de Tomás Fuentes Benítez vivió de lleno los problemas de abastecimiento y distribución que causó el coronavirus. Está radicado en Beijing, desde donde maneja su compañía de snacks de beef jerky(carne seca) llamada Stokes.
Escuchó que estaban cancelando varios vuelos, así que no lo pensó demasiado y se fue a Londres, donde tenía algunas reuniones en los siguientes días. "Me tomé un vuelo y al día siguiente varios países comenzaron a poner restricciones a los vuelos desde China", relata. Ahora está manejando su firma desde Europa, aunque la actividad en el país asiático está "totalmente paralizada".
"Las fábricas que producen para mi empresa están cerradas, el almacén donde tengo guardada la mercadería, también, y la logística es muy limitada. Se sigue vendiendo lo que está en supermercados, pero ya nos estamos quedando sin stock", dice. En este momento está aprovechando para adelantar trabajo que no requiera de proveedores chinos y "esperando que todo se solucione rápido".
Dice que sus ventas online están "frenadas" por cuestiones de logística, pero que por otro lado tampoco puede abastecer las góndolas. "Nos queda stock, pero se va a agotar en breve", adelanta. Añade que hay mucha preocupación entre empresarios chinos de sectores de mano de obra intensiva, como los hoteles y los supermercados, que deben seguir pagando salarios, pero que no están en actividad.
"El Gobierno empezó a tomar una serie de medidas para que las empresas les paguen a los empleados lo que necesitan para vivir y que eso les permita alivianar el costo salarial. Eso hace que las compañías no quiebren y las personas no se queden sin trabajo", puntualiza.
A mediano plazo, espera que cuando llegue la primavera y suba un poco la temperatura, el virus se vaya disipando. "Es una situación complicada, porque como acaba de arrancar el año las empresas están con planes de expansión ya pautados. Queremos arrancar a toda velocidad, así que esperamos poder volver pronto para empujar el negocio aun más", resume.
Vivir con ahorros
"Estaba de viaje en Europa cuando empecé a ver que en Beijing cerraban ciudades, autopistas y aeropuertos, y ahí pensamos: ‘Si volvemos ahora vamos a estar encerrados sin poder hacer nada’, y así nos quedamos", relata Brian González, influencer y dueño de una compañía que organiza tours de compras. Como tiene ciudadanía española, decidió asentarse en Madrid estas semanas.
Su actividad en los medios está paralizada -especialmente porque trabajaba mucho en Hubei, donde está el foco infeccioso-, pero también está frenada su actividad comercial. Green Channel es la compañía que fundó junto con un socio local para organizar tours de compras en Yiwu, una ciudad que es "el epicentro de las chucherías", tal como la define González.
En Yiwu, si bien no hay cuarentena, todavía no funcionan las fábricas, explica. "Por ahora estoy en Madrid sin percibir ingresos y viviendo de mis ahorros. Es una situación complicada, pero allá es peor: hay muchas personas en China que no pueden salir de sus casas, pero tampoco trabajar", detalla. La situación se agrava en los sectores donde el trabajo es necesariamente presencial: "Tengo conocidos que tienen restaurantes y me dicen que están perdiendo plata y quizás tengan que cerrar algunas sucursales", añade.
González afirma que en un principio no entendía por qué el virus causaba tanto revuelo si no tiene una tasa de mortalidad tan alta (se calcula en torno al 2%). "El tema es la incertidumbre por el virus: no se sabe cómo se contagia. Lo que sí se puede controlar es el movimiento de la gente y, por ende, el contagio, y eso es lo que impide planear de aquí a dentro de uno o dos meses", explica.
Por el momento, dice, subsistirá con lo que tiene en sus bolsillos. "Si me quedo sin recursos acá en Madrid, al menos puedo salir a caminar y trabajar de algo. Pero si estaba en China, me quedaba sin un peso y encima tampoco podía trabajar", resume.
Videotutoriales de fútbol
Brian Nejamen es un exfutbolista del ascenso que jugó en equipos locales a internacionales. Hace tres años fundó Airez Sports Group, una escuela de fútbol que tiene acuerdos con colegios e instituciones universitarias de Shanghái. Vino a la Argentina a visitar a sus familiares y amigos durante las vacaciones del Año Nuevo, a fines de enero, y se terminó quedando más de lo esperado, porque no puede volver a dirigir actividades presenciales.
Los colegios no tendrán clases al menos hasta marzo, explica, y por eso tiene que enviarles a los estudiantes videotutoriales con entrenamientos de fútbol para que puedan hacer en sus casas. Aún no sabe qué efecto tendrá el brote en su negocio, porque "en este momento la prioridad es la prevención", apunta.
Esta semana volvió la actividad administrativa en la ciudad y por eso ya están trabajando su contadora y su abogado, pero él todavía no volverá al país hasta que no se aclare cuándo volverá el ritmo "normal" de las actividades.
Home office para todas
Otra argentina que volvió a su tierra por vacaciones y tuvo que quedarse es Carolina Castaldi, al mando de Open Patagonia China, una compañía que ayuda a marcas a instalarse en el país asiático: asesora en temas de branding, pero también en la parte más "burocráctica" del desembarco, como en la búsqueda del socio chino que se les exige a los empresarios extranjeros que quieran asentarse allí.
Todas sus empleadas están trabajando de manera remota, o en formato home office, y dos trabajadoras que son de Hubei (la provincia donde está el foco infeccioso) por el momento no volverán a Shenzhen, donde están las oficinas de la compañía.
"Para nosotros cambiaron los planes. Estamos reestructurando el plan de trabajo para 2020: teníamos una serie de contratos que teníamos que firmar ahora, e incluso viajes programados, y por la situación decidimos postergarlos", explica. En parte, eso se debe a la xenofobia que desató el coronavirus, dice Castaldi: "Si yo voy a Europa con un grupo de chinas, lamentablemente se está viendo una estigmatización muy grande contra ellos, y no es mi intención que la pasen mal".
Todas las reuniones, entonces, se harán a partir de mediados de marzo o abril. Los eventos que tenía programados para marzo se moverán a junio. "Ningún sponsor se cayó y por ahora la gente allá lo está tomando con total tranquilidad; no se siente una paranoia apocalíptica como se cree en otros lugares. En China saben que habrá alguna consecuencia económica, pero ellos son muy unidos y están muy tranquilos", resalta. Estima que las fábricas de la zona donde reside, que es conocida por ser un polo tecnológico, volverán a trabajar en unas dos o tres semanas.
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