Sexo en stanb by. El distanciamiento social llegó a la cama
Día 11 de aislamiento. Juan y Leticia cruzan por primera vez las miradas. Hay una intencionalidad, conectan. Pero enseguida el grito del hijo menor, llamándolos desde el living, los saca de esa especie de trance erótico en el que estaban sumidos y los vuelve a la realidad de estos tiempos: la convivencia 7x24, los chicos, la tarea, la limpieza, los contagios.
El distanciamiento social llegó a la cama. La pandemia acapara la mente de las personas y hay poco espacio para el placer y el disfrute, a pesar de que el tiempo sobra y se comparte con la pareja la vida las 24 horas. Según los especialistas, los encuentros sexuales escasean y están marcados por el miedo al contagio, sobre todo en parejas donde uno de los miembros sale a trabajar. Lejos del babyboom que algunos vaticinaron para diciembre y enero próximos (y cuyos hijos gestados en plena cuarentena serían considerados coronials), muchos aseguran que la vida sexual de los argentinos en el encierro dista bastante de esa proyección. Incluso cuando hay quienes sostienen que el sildenafil sea tan buscado como el alcohol en gel. Como la vida social, la sexualidad entró en stand by.
"La llegada del coronavirus está provocando un cambio radical en los hábitos sociales y, por ende, también influye en la vida amorosa y sexual. Ya existen desacuerdos a la hora de acercarse, de besarse; ni hablar de tener sexo, sobre todo para aquellas parejas que tienen que salir para cumplir con las tareas esenciales. Para las parejas que llevan tiempo juntas, se instala la intranquilidad por los contactos sociales que cada uno pudo hacer tenido en sus lugares de trabajo u otros grupos sociales -sostiene el psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin, autor de varios libros sobre sexualidad-. El estrés cotidiano no ayuda al deseo, los convivientes no se extrañan, por el contrario, cada uno necesita un tiempo para estar unos minutos solos, además, estamos de entrecasa, por lo cual el foco de atracción sensual, de seducción, se pierde", completa el especialista.
Un diagnóstico similar arroja Viviana Wapñarsky, psicóloga y sexóloga y coordinadora del servicio de sexología clínica del Hospital de Clínicas José de San Martín: "El coronavirus aplacó bastante el deseo porque la gente no piensa en otra cosa, el tema copó las cabezas y a esto se sumaron las preocupaciones en relación al trabajo, a la organización de la casa, al aislamiento -plantea-. En este contexto, la sexualidad pasó a un segundo plano. Y, además, el deseo sexual bajó porque más allá del espacio mental que ocupa el coronavirus tampoco hay espacio real: mucha gente convive con niños, en ambientes pequeños, y con los horarios trastocados se les hace difícil encontrar el momento y lograr un ambiente de intimidad para sexualidad", sostiene Wapñarsky que hace una salvedad: las parejas jóvenes sin hijos. "Para los novios que recién inician una convivencia puede ser más sencillo porque en esos casos la sexualidad es casi el motor de la pareja, y la van llevando un poco mejor".
A la psicóloga y sexóloga Mariana Kersz (@clinicadeparejas) le escriben varios hombres y mujeres en estos días de aislamiento. ¿El motivo? La falta de deseo. "Se da una situación inédita: estamos en casa, teóricamente con tiempo, pero bajo una convivencia forzosa y con mucha exigencia entre la limpieza, la tarea escolar, las demandas de los chicos y sin poder socializar. A eso se le suma que no está el salvoconducto de llevar a los chicos un rato con los abuelos u otro cuidador, y esto obviamente impacta en el deseo. Muchas parejas no logran encontrarse, lo que es lógico, pero lo ideal es trabajar para que no pase y buscarle la vuelta", sostiene Kersz que agrega que esta situación puede sumar presión a varios hombres que piensan que al estar más tiempo en casa están "obligados" a rendir. "Leí que había aumentado la demanda de Viagra y demás fármacos para la disfunción sexual. Que haya más venta no significa que haya más sexo. Muchos hombres sienten una tremenda presión de tener que cumplir en el aislamiento. Está instalada la obligatoriedad de satisfacer y cuando hay obligatoriedad, no hay deseo", sostiene Kersz.
El aislamiento también representa un desafío para las parejas que no comparten un mismo techo y están físicamente distanciadas. "Están viendo cómo encontrarse en espacios virtuales: el sexting o envío de imágenes eróticas es una opción para lograr encuentros sexuales sin estar en contacto –dice la sexóloga de Clínica de Parejas-. Hay apps como Telegram que permiten mandar una imagen y que se borre al instante si uno no está cómodo con eso", sugiere Kersz.
Lejos de los vaticinios más optimistas, la realidad de muchas parejas está lejos de la lujuria que imaginaba un baby boom similar al que se vivió en la posguerra y que dio paso a la generación de los babyboomers. Al menos nada parece suponer que vaya a ser así. "No creo que este encierro pueda favorecer un nuevo baby boom. Sí es posible, que, tras pasar la pandemia, estemos mejor dispuestos a tener sexo y a incrementar los contactos amorosos. Pero hoy pareciera que todo el placer quedó suspendido esperando tiempos mejores. La ilusión, el entusiasmo y el disfrute están puestos en el futuro cercano, no en el ‘aquí y ahora’. Para este presente está el esfuerzo y la tolerancia", plantea Ghedín.
En este sentido, Kersz sotiene que si el encuentro con el otro se complica, es el momento propicio para imaginar y fantasear lo que vendrá. "La fantasía te ubica en el futuro y es un salvavidas que te permite salir del estrés del momento actual. Es lo que te sostiene en momentos de crisis –asegura-. Dependiendo de la fantasía se va a poder concretar ahora o posiblemente en un futuro cuando todo esto pase. Imaginar algo para hacer en pareja después del aislamiento es un camino."
Por eso no parece descabellado usar este tiempo aislados como laboratorio para probar nuevas sensaciones. "El tiempo que tenemos disponible nos puede a llevar a investigar. Hay un mundo de posibilidades: desde practicar el erotismo y la masturbación hasta compartir fantasías para llevarlas a cabo cuando esto pase –plantea Wapñarsky-. La pornografía es una buena motivación siempre y cuando sepamos que es una industria y esto no se da en la realidad. Haciendo esta salvedad, es una buena estrategia mirar porno en pareja. Puede ser estimulante y motivador para despertar el deseo presente y futuro", asegura.
Ya se sabe que los encuentros con amigos y familiares tendrán que esperar para después de la cuarentena. En algunos casos, esa espera incluye a la pareja.
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