Coronavirus: la Ciudad avanza en la compra de 300.000 vacunas del laboratorio CanSino

La Ciudad está cerca de concretar la primera comprar propia de vacunas para el Covid-19. Dos meses después de que el jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, abriera el juego a las provincias para adquirirlas por fuera del stock que reciben de la Presidencia, el gobierno porteño avanzó con uno de los laboratorios que aún no desembarcó en el país y con otro que se dedicará a la producción propia de lotes con un principio activo fabricado en el exterior. En los próximos días, si se cumplen los requisitos necesarios, podría haber un anuncio oficial.

Después de una larga ronda de negociaciones con países productores y laboratorios privados, la Ciudad tiene casi cerrado el acuerdo con la farmacéutica china-canadiense CanSino para adquirir 300.000 dosis de su vacuna, aunque el contrato que firmará incluirá una orden de compra por un millón. Es decir, luego del primer envío, podrían sumarse hasta otras 700.000.

La vacuna desarrollada por CanSino Biologics, Instituto de Biotecnología de Pekín, requiere la aplicación de una sola dosis por lo que el impacto en la campaña de inmunización será más grande, ya que habrá en principio otros 300.000 porteños inoculados con esquema completo. Según estudios citados por el propio laboratorio, tiene un 95,5% de eficacia para prevenir cuadros graves de infección con coronavirus.

Fuentes oficiales confirmaron a LA NACION que la negociación comenzó a destrabarse hace algunas semanas, después de un largo período de obstáculos que se presentaban por la escasez del recurso a nivel mundial. Al comenzar la ronda de negociaciones, que abrió la Secretaría General y Relaciones Internacionales junto al Ministerio de Salud y otras áreas del gobierno porteño, el objetivo era conseguir vacunas para comenzar a aplicarlas en 2022, pero, de concretarse la operación, será mucho antes.

Población vacunada por jurisdicción

El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta tiene en carpeta otra alternativa: comprar vacunas Sputnik V, que terminará de ensamblar en la Argentina el laboratorio Richmond. El martes, en un vuelo que regresó al país con 500.000 dosis de la vacuna rusa, el Instituto Gamaleya envío además 300 litros del principio activo para comenzar la producción local. Se espera que Richmond, según anticipó el presidente del laboratorio, Marcelo Figueiras, produzca 500.000 dosis por semana a partir de los próximos días con un horizonte de 5.000.000 al mes.

¿Qué falta pata agilizar la llegada de las vacunas que comprará la Ciudad? Principalmente, que se aprueben todos los requisitos necesarios de sanidad con la intervención de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), la Dirección General de Aduanas y el Ministerio de Salud de la Nación. El contrato con CanSino está casi cerrado: se abonará 17 dólares por vacuna, por lo que se haría una inversión inicial de 5.100.000 dólares (17.000.000 si se compran un millón). Si la Anmat la aprueba se convertirá en la primera vacuna para Covid-19 de una sola dosis en el país por fuera de un ensayo clínico.

Vacunas aplicadas y distribuidas

Se trata de la misma vacuna que llegará al país por un acuerdo que se terminó de cerrar el mes pasado entre el subsecretario de Administración del Ministerio de Salud de la Nación, Mauricio Monsalvo, y el CEO del laboratorio Cassará, Jorge Cassará, en representación de la farmacéutica extranjera, como lo había adelantado este medio. El contrato prevé un envío de 10.000.000 de dosis que podrían dividirse entre la provincia de Buenos Aires y el resto del país en partes iguales.

La llegada del primer lote de ese contrato se concretaría en julio y con 2.000.000 de dosis, para seguir de manera escalonada hasta septiembre u octubre. La logística de la vacuna es simple, ya que la conservación es con frío de heladera común, entre 2 y 8 grados, como el resto de las vacunas del calendario.

Ad5-nCoV, según el nombre científico de la vacuna, tuvo a la Argentina como uno de los países de prueba, lo que había otorgado el beneficio de adquirir un lote cuando la producción se realizara a escala y se comprobaran su eficacia y seguridad; Chile, China, México, Pakistán y Rusia fueron los otros territorios que aportaron voluntarios. La tecnología que utiliza es un vector viral no replicativo; como efectos adversos frecuentes, tras su colocación aparecen dolor, inflamación y prurito en el sitio de aplicación, fiebre, mialgias, fatiga, cefalea, náuseas, diarrea, artralgias, odinofagia, disminución del apetito y mareos.

“Tanto las provincias como la ciudad de Buenos Aires pueden comprar vacunas por su cuenta y lo mismo que los privados. Eso no está prohibido en la Argentina. En la ley de vacunas está muy claro que no es el gobierno nacional el que debe comprarlas. Cualquiera que salga hoy al mercado a comprar las va a conseguir”, había dicho Cafiero en abril cuando comenzaron a regir las restricciones para disminuir la segunda ola de contagios.

Desde ese momento, la Ciudad y otras jurisdicciones intentaron adquirir vacunas, pero hasta el momento ninguna pudo lograrlo. En la Legislatura porteña ya se preparó el terreno: por pedido del Poder Ejecutivo local, el oficialismo impulsó una norma que le da marco legal a la compra, que fue aprobada días atrás.

Por otra parte, la semana pasada el gobierno bonaerense anunció la compra de 10.000.000 de vacunas al laboratorio indio Bharat Biotech, con posibilidad de sumar otros 5.000.000. “Hemos firmado un acuerdo para el aprovisionamiento de hasta 15.000.000 de vacunas que la Provincia pondrá a disposición del gobierno nacional, porque de la pandemia nos salvamos todos juntos como argentinos”, anunció el gobernador Axel Kicillof en redes sociales.

En la Ciudad estiman que el 34% de los porteños ya recibió al menos una dosis de alguna de las vacunas disponibles. Desde el inicio del plan de inmunización, el 29 de diciembre, se realizó una aplicación a 1.079.459 personas y 287.229 completaron el esquema con la segunda. Con 36 postas de vacunación, la campaña continúa con la población general de entre 55 y 59 años, adultos mayores, personal estratégico y personas con comorbilidades.