Por el brote de salmonella en Salta, casi se duplicaron los casos semanales en el último mes

CÓRDOBA.– La fiebre paratifoidea, causada por la bacteria salmonella, ya es considerada un brote endemoepidémico en Salta, donde en lo que va del año se notificaron unos 1130 casos y fueron confirmados 870. Del total, el 30% se registraron a partir del 1° de agosto. La situación derivó en que los ministerios de Salud nacional y provincial emitieran una alerta epidemiológica por el aumento de afectados. La enfermedad es provocada por el mencionado microorganismo, que se puede encontrar en agua o alimentos contaminados con heces u orina de un enfermo o un portador. El único mes en el que no hubo casos fue julio.

Las consultas médicas en las últimas semanas por algunos de los síntomas crecieron “significativamente”, según admiten a LA NACION desde la cartera sanitaria salteña. La mayoría de las infecciones ocurren en la ciudad capital y en zonas aledañas. Un aspecto clave es que por cada caso identificado de la enfermedad, se estima que otros 30 quedan sin notificar, porque los afectados no consultan al médico.

Analía Acevedo, coordinadora de Epidemiología de Salta, dijo a este diario que hay “una curva epidemiológica de brote en pico desde hace tres semanas”. Hasta entonces, tenían un promedio de notificación de 40 a 45 casos semanales, pero luego se pasó a entre 70 y 75. Hay que tener en cuenta que existe una demora habitual en los sistemas de registros.

Desde la primera semana de agosto hasta ahora, hay 370 casos con diagnóstico “confirmado”, el 61% en la capital salteña y el 39%, en el área metropolitana y la zona oeste. Acevedo explica que avanza un trabajo interinstitucional entre Salud y los municipios, que son los que realizan el control de venta de alimentos en locales y vía pública (último eslabón del contagio,) y también con Producción y Agricultura para analizar posibles reservorios (verduras y alimentos de animales).

Testimonio

Julián y su pareja viajaron desde la ciudad de Buenos Aires a Salta por turismo. Una chica con la que coincidieron en una excursión se enfermó: “Estuvo una noche en una sala de auxilios, y ella nos comentó que había un brote; también estaban complicadas su mamá y su tía. Nos cuidamos mucho, pero igual empezaron los síntomas. Nunca supimos dónde nos contagiamos: tomábamos agua envasada y comíamos en lugares habilitados”, relatan.

La primera señal que tuvieron fue diarrea. Como ellos conocían de la existencia de la enfermedad en la zona, comenzaron rápido con los antibióticos; igual registraron fiebre, náuseas y dolor abdominal. “Debería haber más prevención y avisos en los lugares turísticos, para que haya más cuidados”, sugiere Julián en diálogo con LA NACION.

Los primeros síntomas de la infección aparecen después de seis horas de ingerido un alimento o de haber hecho contacto con otra persona o animal enfermo. Los afectados tienden a recuperarse en un período de entre cuatro y siete días. Los cuadros más graves, en general, los presentan los menores de 5 años, los mayores de 65 y las personas inmunodeprimidas.

Náuseas, vómitos, dolores abdominales, diarrea y fiebre de más de 38°C son los signos más habituales, que suelen derivar en cuadros de deshidratación. Las medidas de prevención que aconsejan los especialistas apuntan a:

• Evitar consumir alimentos que tengan huevo crudo o poco cocido
• Separar carnes crudas de otros alimentos en todo momento
• Lavarse las manos con agua y jabón
• Desinfectar las superficies donde se vaya a cocinar
• Lavar con agua segura las frutas y verduras; se puede hacer una “solución de agua clorada” con tres gotas de lavandina apta para desinfectar en un litro de agua

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