Encuentros cercanos

A su modo quizás se entiendan, pese al abismo que los separa: esas palabras en las que el niño de la foto desde hace rato bucea y que el cisne, como todos sus congéneres, nunca podrá alcanzar. Están los gestos. El rostro entre fascinado y expectante del chico. Su alegría. El modo de ponerse en suspenso. Frente a él, la opacidad inevitable del cisne que lo mira, que hasta pareciera querer avanzar en su dirección, pero allí se queda. Del otro lado de la muralla. El ave, naturaleza; el niño (y todo el arco de su sonrisa), definitiva humanidad. "Los animales entraron por primera vez en la imaginación como mensajeros y promesas", escribió el británico John Berger, aludiendo al papel mágico y ritual que cumplieron mucho antes de convertirse en obstáculos, cosas o mero recurso económico. Algo de ese antiguo hálito quizás intuya el chico irlandés que, triciclo en mano, se derrite ante la cercanía de ese otro no tan lejano.