Lanzamientos
Acho Estol

Cuando los recursos se vuelven clásicos, menos rebuscados y retoman las raíces de los géneros el resultado puede sonar muy bien, aunque se corre el riesgo de caer en los lugares comunes. Más aún cuando el artista, en este caso Acho Estol, había hecho una bandera de la perversión de las fómulas puras del tango, la milonga, el fox trot o ritmos de ultratierra como la chacarera y o la tonada. En Folkenstein (un título que explica las intenciones), el músico gira sobre sus pasos y en forma premeditada se zambulle en los yeites para lustrarlos y sacarle algún brillo. Doce piezas interpretadas por distintos cantantes (Melingo, Cucuza Castiello, Adriana Varela, Lidia Borda, etcétera) donde la producción hi fi destaca las composiciones, aunque les resta calor a otras tonadas rurales que quizá requieren de un sonido más afín a esos paisajes. Estol es honesto al ubicar cada una de las canciones en un género tentativo y repasa el vals, el chamamé... Tal vez los puntos más altos pasen por "El Dorado", un huayno cantado por Melingo, y "El cerrajero", por Castiello y música de Juan "Tata" Cedrón.
Franco Varise
Varios

A los mexicanos les vino muy bien el parate, el período en el que su cantante, León Larregui, voló y brilló como solista. El regreso al "pago" deja como resultado un disco fresco, de esos que se escuchan de un tirón y que, en cada repaso, se descubren nuevas capas. Entre Gustavo Cerati y Babasónicos, entre melodías cansinas y cierto lamento que se desprende del canto de Larregui (una vez más su voz funciona como otro instrumento, sin necesidad de ir muy al frente y hasta perdiéndose en el horizonte en varios pasajes).
"Vengo de allá, donde sale el sol en el mar.Vivo y con mis pies, buscando una vida mejor.Donde respirar, donde pueda soñar en paz.En mi tierra ya no hay.No queda oportunidad más que rendirse al mal", cantan en "Aztlán", la canción que da nombre al disco (la mítica tierra de los aztecas) y que utilizan para posar su mirada sobre la dramática actualidad de México. Eso no les impide rodear el tema de historias en las que se cruzan amores perdidos ("Me estoy cayendo a pedazos por tu ausencia") y deseos incumplidos.
Sebastián Espósito
Zoé

Elton John anunció su retiro y la industria discográfica ya lo está extrañando. De allí que acaben de editarse dos discos que homenajean su música y las letras de su inseparable socio Bernie Taupin. Así, Revamp resulta un seleccionado de artistas de pop-rock que, como suele suceder en este tipo de tributos, intenta, con mayor o menor suerte, hacer suyos un puñado de clásicos.
Así, tras el sorpresivo inicio a cargo de Pink y Logic con el mismísimo Elton John para "revampirizar" el tema "Bennie and The Jets" (probablemente el más jugado y mejor logrado), Coldplay se hace obvio en "We All Fall In Love Sometimes", Ed Sheeran interpreta "Candle In The Wind" como si fuera una de sus composiciones, Florence + The Machine recuerda cuán eterna puede ser "Tiny Dancer", Mary J. Blige soulea todo lo que puede en "Sorry Seems To Be The Hardest Word", The Killers se apoya en la voz de Brandon Flowers para al menos empatar en su versión de "Mona Lisas and Mad Hatters" y Queens of The Stone Age no puede hacer mucho con el gran "Goodbye Yellow Brick Road". ¿Y Lady Gaga? Premio aparte con "Your Song".
Sebastián Ramos