Hay que volver a creer en Papá Noel
El balance de fin de año y las manifestaciones de buenos deseos para las Fiestas suelen pelear por un lugar en las antologías de la contabilidad creativa anímica y del eterno fracaso de la pretensión de originalidad.
Casi nadie sale indemne de esos arrestos de optimismo hiperbólico. Como para ratificar aquel consejo de un ácido poeta y periodista que decía: "Si no se es un genio, es preferible ser correcto". Pero siempre son pocos los que se atreven a intentarlo.
En su saludo navideño, Mauricio Macri procuró moderarse al incluir una pizca de realismo, de reminiscencias nietzscheanas: "Terminamos el año sabiendo que tenemos grandes desafíos por delante, pero sintiendo que estos desafíos que hemos superado también nos han fortalecido", dijo.
Al lado del Presidente, un Santa Claus slim fit, propio de tiempos de estrecheces, completaba la escena. Como para que algunos periodistas presentes se preguntaran si debían volver a creer en Papá Noel, en los Reyes Magos y en promesas presidenciales. Gente de poca fe.