Agricultores de edad avanzada enfrentan temperaturas extremas en los arrozales de Japón
KAMIMOMI, Japón (AP) — En el remoto poblado de Kamimomi en la prefectura Okayama del oeste de Japón, un pequeño grupo de agricultores de arroz iniciaron su cosecha más reciente bajo un calor sofocante, dos semanas antes de lo usual.
La prefectura es llamada “la Tierra del sol” debido a su clima agradable, pero los campesinos que trabajan en medio de los arrozales y las antiguas terrazas de arroz dicen que el cambio climático está perjudicando a la cosecha de arroz, desde hace mucho una piedra angular de la dieta de los japoneses.
“El año pasado, una ola de calor excepcional le quitó el agua al arroz, que se volvió pequeño y delgado”, dijo Joji Terasaka, agicultor de arroz. “Así, me preocupa este año, porque estará igual de cálido”.
En 2024 año Japón experimentó su julio más cálido del que se tenga registro, con temperaturas de 2,16 grados Celsius (3,9 Fahrenheit) más elevadas que el promedio, según la Agencia Meteorológica del país. El planeta ha visto un aumento de 1,2 ºC (2,2 ºF) en la temperatura promedio desde la época preindustrial, y los científicos coinciden en que el calentamiento necesita ser limitado a un máximo de 1,5 ºC (2,7 ºF) para evitar los peores efectos del calentamiento global. Eso incluye calor aún más poderoso, tormentas y derretimiento irreversible de hielo.
El año pasado, Japón tuvo una cosecha de arroz insuficiente a nivel nacional debido a un clima excepcionalmente cálido. Datos de un ministerio mostraron que el inventario de arroz del sector privado descendió a 1,56 millones de toneladas en junio, su nivel más bajo desde que comenzaron a llevarse registros en 1999. El año pasado fue el más caliente a nivel global de que se tenga registro, aunque se teme que este año pudiera superarlo.
La caída en las cosechas en Japón fue la causa en parte de la escasez generalizada de arroz en el verano de este año, según funcionarios. Había estantes vacíos en los supermercados, y algunas tiendas aún están imponiendo un límite de una bolsa de arroz por cliente.
“Tal vez la gente piense que un incremento de un grado Celsius en la temperatura promedio no es mucho. Pero es un cambio bastante grande para las plantas y los cultivos”, dice Yuji Masutomi, investigador del Instituto Nacional de Estudios Ambientales en Tsukuba, al norte de Tokio.
Masutomi dijo que las crecientes temperaturas no sólo influyen en el ciclo de crecimiento y el rendimiento del arroz, sino que también perjudican la calidad del grano.
Cuando las temperaturas superan los 27 ºC (80,6 ºF), se reduce la acumulación de almidón dentro de los granos de arroz. Eso provoca que el cultivo adopte una apariencia blanquecina, y su valor se reduce.
Al menos una quinta parte de las granjas de arroz han reportado una caída en la calidad debido a las crecientes temperaturas, según un informe de un ministerio agrícola el año pasado.
“No sólo la apariencia no es buena; la gente dice que el sabor también disminuye”, dijo Masutomi.
Para los agricultores en Kamimomi, el trabajar bajo calor excepcional trae consigo otro problema. La edad promedio de los trabajadores agrícolas en Japón es de casi 69 años, una de las más avanzadas del mundo, y los adultos mayores son especialmente vulnerables a los golpes de calor.
Toshimi Kaiami encabezó un proyecto comunitario en Kamimoni que involucró revitalizar algunos de los arrozales abandonados debido al envejecimiento de la población.
“Ya no hay sucesores”, dice Kaiami. “Nos encaminamos hacia la extinción”.
El proyecto comunitario divide la labor entre los agricultores de Kamimoni. Pero los preparativos para las cosechas coinciden con los meses más cálidos del año: de abril a septiembre.
“Se requiere medio año para producir arroz. El calor y el trabajo que tenemos que soportar durante ese tiempo es realmente duro", dijo la agricultora de arroz Mitsumasa Sugimoto, de 77 años.
Para hacer frente al cambio climático, el gobierno está promoviendo la adopción de variantes de arroz resistentes al calor, incluida la de Sai no Kizuna, que fue desarrollada por un centro de investigación en la prefectura de Saitama, cerca de Tokio.
Organizaciones de investigación en diversas partes del mundo han trabajado para producir variedades más resistentes de alimentos esenciales como el arroz, y a la vez introducen más granos resistentes al calor y la sequía como el sorgo o el mijo.
“El año pasado y este año han sido extremadamente cálidos, pero incluso en esas condiciones, el Sai no Kizuna mantuvo cierto nivel de calidad”, dijo Naoto Ohoka, que administra la mejora genética de arroz en el Centro de Investigación de Tecnología Agrícola en Saitama.
“Es otra característica que es muy deliciosa”, agregó.
El centro cultiva más de mil tipos de variedades de arroz, y a través de la polinización cruzada sus funcionarios evalúan y eligen las que tienen mejor desempeño para desarrollar nuevas variedades.
La Sai no Kizuna fue desarrollada en 2012 para resistir mejor el calor, una característica que ha sido reconocida en forma más amplia recientemente en un momento en que Japón enfrenta veranos más cálidos. La variedad también resiste bien el viento de tifones y ciertas plagas y enfermedades.
Los investigadores desean desarrollar variedades más resistentes contra el calor, ya que se pronostica que las temperaturas seguirán subiendo. Masutomi recomienda que, para la década de 2040, se introduzcan en todo Japón variantes tolerantes a temperaturas de hasta 3 grados Celsius más.
Pero es un proceso largo. El desarrollar una nueva variante puede tomar hasta 10 años. Una vez que sea aprobada para el mercado, entonces es necesario convencer a los agricultores que la siembren.
La variedad que más se cultiva es la Koshihikari, que es menos resistente al calor. A pesar de ello, los agricultores de edad más avanzada se han mostrado renuentes a cambiar a otras variedades. Datos del ministerio de agricultura muestran que sólo aproximadamente el 15% de los arrozales japoneses han adoptado variantes resistentes al calor.