AP EXPLICA: qué significan las protestas de las universidades públicas argentinas en contra de Milei
Buenos aires (ap) — un profesor de una universidad pública argentina explica con un micrófono la evolución de las células a sus estudiantes que están sentados en sillas en la calle. varios alumnos enlazan sus brazos para cortar una avenida mientras algunos automovilistas los arengan haciendo sonar las bocinas. decenas de jóvenes pernoctan en las instalaciones de una facultad.
En un tenso pulso con el presidente Javier Milei, estudiantes y profesores de más de 20 universidades estatales encabezan distintas protestas en reclamo de aumentos salariales para el personal docente y no docente y de un incremento del presupuesto para las casas de estudios, en las movilizaciones más prolongadas desde que el ultraliberal llegó el poder en diciembre.
Dicen defender uno de los pocos sistemas aún respetados por amplios sectores de la sociedad argentina, que por su excelencia y gratuidad facilita el progreso social.
Los manifestantes apuestan a convertirse en la punta de lanza de un movimiento que logre aglutinar a los sectores de la sociedad disconformes con los profundos recortes aplicados por el mandatario ultraliberal. Las protestas se suceden en momentos en que la oposición política se muestra desdibujada y podrían complicar el escenario a Milei de cara a las legislativas de 2025 en las que el oficialismo, hoy en minoría, busca acrecentar su poder.
Los principales líderes son los estudiantes y profesores de decenas de facultades de universidades estatales, aunque la voz cantante la lleva la Universidad de Buenos Aires (UBA), con mayor número de estudiantes y una de las más reconocidas de América Latina.
Muchos de los jóvenes se han educado en centros privados pero eligieron formarse en universidades públicas por la calidad de sus docentes y programas. “Durante mi secundaria fui un colegio pago y estaba más aislado de estos temas, pero ahora es una situación crítica”, dijo Ilan Dayan, quien estudia Biología en la UBA, tras participar en una clase abierta en la Plaza de Mayo. “Si quieres investigar, la UBA es claramente la de más prestigio", sostuvo.
Los profesores más confrontativos están afiliados a sindicatos. Los hay con una larga carrera y otros que recién comienzan. Se quejan de sus salarios “indignos” que deben ser actualizados por la voracidad de una inflación anual de 209%.
Las autoridades universitarias alertaron a su vez respecto de un sistema que “es único en el mundo” al combinar “masividad, excelencia académica e ingreso irrestricto” y que está en peligro de “desaparecer” por los ajustes.
Según el analista político Sergio Berensztein —egresado de la UBA— la universidad pública “ha sido y hasta cierto punto sigue siendo", aunque bastante menos que en el siglo anterior, “un mecanismo de movilidad social ascendente” porque por su gratuidad permite el acceso de la clase trabajadora.
Para la argentina Ana Iparraguirre, de la consultora estadounidense GBAO, es una de las pocas instituciones “que tiene credibilidad y un amplio apoyo público”.
Los cinco premios Nobel de Argentina —Bernardo Houssay, Federico Leloir, César Milstein, Carlos Saavedra Lamas y Adolfo Pérez Esquivel— estudiaron en la UBA.
En la primera mitad del siglo XX, en el entonces próspero país sudamericano, los sectores medios encontraban en esa educación "una vía muy rápida para lograr el ascenso social", apuntó Berensztein.
Pero desde hace años, el sistema universitario ha estado salpicado por las crisis económicas recurrentes en el país sudamericano, lo que se ha traducido en los bajos sueldos de los docentes, entre otros aspectos. Según Berensztein también está afectado por la masificación, lo que atenta contra la calidad educativa, y cierta opacidad en el manejo de sus fondos. Al respecto mencionó que en previas administraciones del peronismo de centroizquierda surgieron sospechas de que se desviaron recursos para actividades político partidarias.
Los docentes y trabajadores no docentes de las universidades reclaman un aumento salarial que compense la inflación, que ha mermado su poder adquisitivo más de 60% en lo que va de año. Según los últimos datos disponibles, el alza acumulada de precios fue de 101,6% en los primeros nueve meses del año.
El gobierno dijo que dará un aumento de 6,8% en octubre, pero el personal universitario exige una actualización retroactiva a diciembre —cuando se produjo una disparada de la inflación— y posteriores recomposiciones hasta fin de 2024 según el costo de vida mensual, como contemplaba una ley vetada por Milei.
Ariel Shocron trabaja en dos universidades donde imparte el máximo de horas permitido. Pese a gozar de la mayor antigüedad —que contempla mejor sueldo— cobra por sus dos empleos 1,2 millones de pesos (1.200 dólares) mensuales que se licuan rápidamente en una ciudad donde el alquiler de una vivienda con un dormitorio supone más de un tercio de ese ingreso. En tanto, un ayudante de cátedra con un doctorado gana 120.000 pesos (120 dólares) al mes.
Sólo en la Facultad de Agronomía de la UBA, 30 docentes con doctorados han renunciado en lo que va del año por sus bajos ingresos, dijeron sus autoridades. El efecto son equipos de investigación desguazados.
Los manifestantes también reclaman la actualización de las partidas universitarias del actual presupuesto —que es el de 2023 y ha sido prorrogado por el gobierno— según la inflación de ese año (211,4%) y luego periódicos incrementos de acuerdo con la evolución de los precios, tal como establecía la ley vetada.
Un informe de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia citado por la prensa señaló que la inversión anual por estudiante universitario en Argentina está en los niveles más bajos desde 2004 sin tener en cuenta la inflación: unos 1.900 dólares, lo que representa una caída del 30,09% respecto de 2023.
En abril estudiantes, docentes, sindicatos universitarios y organizaciones sociales participaron en una marcha multitudinaria en distintas ciudades en contra de los recortes y en defensa de la universidad pública.
El 2 de octubre se desarrolló una segunda manifestación masiva y horas después Milei vetó la ley de mejora de los salarios de los docentes y del presupuesto universitario, agudizando el malestar. El día 10 el conflicto recrudeció cuando el mandatario logró blindar en el Congreso dicho veto con el apoyo de legisladores aliados.
Los paros, la ocupación de facultades y las clases en la vía pública se expandieron. El 21 y 22 de octubre se produjeron sendas huelgas de docentes y ese último día la Plaza de Mayo, frente a la casa de gobierno, fue tomada por profesores y estudiantes que celebraron clases abiertas.
"Las universidades se están despertando... Podemos demostrar a todos los que están molestos que pelear sirve", afirmó Micaela Fioresta, quien participó en la toma de una facultad de Buenos Aires donde estudia Imagen. La joven cuestionó a los sindicatos y legisladores por no saber canalizar los reclamos.
El movimiento estudiantil ha recibido el apoyo de médicos, artistas y científicos. Los estudiantes acordaron realizar más movilizaciones el 1 de noviembre en la capital argentina y están organizando para el 12 de noviembre una nueva y masiva marcha.
Por ahora las protestas no calan hondo en Milei, formado como economista en una universidad privada y quien llegó al poder decidido a revertir décadas de gasto desmedido y asegurar el déficit cero. Con ese argumento vetó la ley que actualizaba sueldos y presupuestos universitarios porque no contemplaba el origen de los fondos y desequilibraba las cuentas.
El mandatario dice no estar en contra de las universidades públicas, pero las ha acusado de manejar de forma opaca sus fondos. “Si no quieren ser auditados debe ser porque están sucios”, dijo Milei. Según el gobierno, 89% de los fondos transferidos a las universidades entre 2015 y 2022 todavía no fueron rendidos.
La Sindicatura General de la Nación (SGN), que depende del Ejecutivo, tiene la orden de comenzar a auditar esas transferencias, lo que es rechazado por las autoridades de la UBA, que sostienen que la institución está suficientemente controlada y consideran que la SGN no tiene competencias.
Berensztein apuntó que para el mandatario “es un riesgo muy significativo" que siga la toma de facultades, que está empeorando el humor de la opinión pública. La pregunta, según dijo, es si la situación se convierte en un problema de cara a las legislativas de 2025 o si una mejoría de la economía calmaría los ánimos.
Según Iparraguirre, Milei está diciendo a los mercados “me tomo en serio la responsabilidad fiscal" y eso para él es mucho más importante que las protestas, que se han ido politizando. Aunque reconoció que la movilización universitaria daña la imagen del presidente, consideró que “es una abolladura en el coche" y que "no hace falta cambiar el coche todavía”. ————
La periodista de AP Isabel DeBré contribuyó en esta nota.