Argentinos se ilusionan con triunfo en mundial y festejan en las calles
Por Miguel Lo Bianco y Horacio Soria
BUENOS AIRES, 26 nov (Reuters) - Los argentinos salieron a las calles en diferentes partes del país a celebrar el triunfo 2-0 ante México por el Grupo C del Mundial de Qatar, dejando atrás los nervios y la preocupación que se generó tras el trago amargo que representó la inesperada caída en el debut del certamen.
Las grandes capitales de la nación sudamericana permanecieron casi paralizadas durante la disputa del cotejo en Doha, en una calurosa tarde primaveral austral, con reuniones multitudinarias en lugares emblemáticos de cada lugar.
El fútbol es para los argentinos el deporte más popular, y en momentos donde la inflación y la devaluación del peso son el centro de la atención financiera, se encuentra en este deporte la escapatoria circunstancial de la mano del astro Lionel Messi.
"Jugando así, dejando todo como en el segundo tiempo, salir campeón sería lo máximo", dijo el economista Fernando Cuening.
"Era un partido complicado, con la tensión a flor de piel y al final del partido ya era una locura (de alegría)", comentó Julieta Figueroa, una estudiante de 21 años.
Los goles del combinado "albiceleste" se produjeron en el segundo tiempo, y ahora el equipo dirigido por Lionel Scaloni deberá definir su suerte el miércoles a las 1900 GMT ante Polonia por el Grupo C.
"Apareció el equipo y (los jugadores) mostraron que dejan todo en la cancha", sintetizó Martín Costas, 40 años y trabajador de la salud.
El orgullo futbolístico argentino, cuyo combinado mayor estuvo a un partido de igualar el récord de 37 encuentros sin derrotas que posee Italia, reflotó de cara a un Mundial particular por ser el primero con sede en Medio Oriente y su disputa entre noviembre y diciembre.
Polonia lidera la zona con cuatro puntos, uno más que Argentina, que para meterse en octavos sin depender del resultado del encuentro entre México y Arabia Saudita debe vencer al elenco europeo. (Reporte de Miguel Lo Bianco y Horacio Soria; Escrito por Jorge Otaola, editado por Javier Leira)