Desde la playa o un barco: Marsella busca hacer más amena la vela olímpica

Condicionada a los caprichos del viento y no siempre fácil de seguir, la vela no es de entrada el más atractivo de los deportes olímpicos para los espectadores. Sin embargo, el público de Marsella ha respondido y consigue dar ambiente olímpico a la competición.
Para cada una de las doce jornadas con regatas en la ciudad mediterránea se han vendido todas las entradas, lo que supone 12.000 cada día. Es cierto que en la plataforma oficial de reventa se encuentran entre 500 y 1.000 para jornada, pero todas las sedes olímpicas no pueden decir lo mismo, especialmente los estadios de fútbol.
"Todo se ha vendido. Aunque los precios no eran exorbitantes, esto demuestra que hay ganas", aseguraba a principios de mes Pauline Laïd, directora de esta instalación marsellesa.
"Sabemos que vivir las regatas en tierra no es fácil. Hemos vendido 144.000 entradas y queremos que la experiencia de los espectadores esté a la altura", señalaba Cedric Dufoix, responsable de las sedes de Marsella y Niza.
"Hemos hablado mucho con el COI para crear un concepto que no existía", explica Laïd. ¿Y cuál es ese concepto? Una especie de gran 'fan zone', equipada con juegos de playa, talleres de iniciación a la vela, una gran tribuna con sombra con una pantalla gigante y una playa.
- Fútbol, el otro plato del menú -
Mientras las temperaturas son caniculares en Marsella desde el inicio de los Juegos Olímpicos, los visitantes están invitados a acudir con camiseta y toalla para admirar la competición casi desde el agua, a apenas unos metros de la salida de los barcos y de las planchas. Para ayudar a los espectadores se han colocado distribuidores de crema solar.
"No pudimos tener entradas para París, eran demasiado caras. Pero hemos podido aprovechar en Marsella, con entradas para la vela y para el fútbol por la noche en el Vélodrome. Así lo tenemos completo", explicó el martes Melissa, una francesa de Nancy (noreste de Francia), que pasa sus vacaciones en la vecina Costa Azul junto a su marido y su hijo pequeño.
"Hemos visitado el puerto, la tienda, la playa... El niño ha podido bañarse. Está realmente bien", asegura, aunque reconoce que desde la zona de la arena "no se ve mucho" de la prueba de vela.
La solución para ver mejor las regatas es tomar uno de los dos barcos que realizan cada día varias rotaciones para permitir a un millar de espectadores acercarse a la acción.
- Lágrimas en los ojos -
A bordo de los barcos se puede ver a los 49er surcar el agua o volar a las planchas del windsurf. Dos campeonas de vela explican mientras las pruebas, micrófono en mano, y los hinchas pueden animar a los competidores, con constantes gritos, especialmente sonoros para apoyar a los competidores franceses.
"Es una manera divertida de seguir las regatas. La vista de Marsella es increíble, un día precioso", asegura Anja, una joven inglesa desplazada a este lugar desde Niza con su novio Tom, que está "súper feliz de estar viendo esto desde un barco".
El público, ya sea novato para la vela o buen conocedor de la misma, parece disfrutar. Los deportistas también valoran tener a estos aficionados entusiastas cerca, que dan ambiente casi futbolero a un deporte alejado del foco mediático normalmente.
"Fue increíble salir y ver a todo el público tan entregado. Intentamos pasar lo más cerca posible de ellos, casi con lágrimas en los ojos. Esto nos da fuerzas", celebraba uno de los competidores franceses, Clement Pequin.
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