El arzobispo de Canterbury Justin Welby pondrá fin a sus funciones el 6 de enero
El líder del anglicanismo en el mundo, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, anunció el miércoles que dejará su función el 6 de enero, tras haber renunciado después de un informe condenatorio sobre el manejo por parte de su Iglesia de un caso de abuso en serie.
Welby, de 68 años, enfrentó días de presión para que renunciara tras las acusaciones de que su institución encubrió durante años agresiones físicas y sexuales de menores por un abogado vinculado a la misma.
"Tras el anuncio la semana pasada de su renuncia, el arzobispo Justin tiene la intención de completar sus deberes oficiales para la próxima Fiesta de la Epifanía (6 de enero)", dijo un comunicado de la Iglesia anglicana.
"El arzobispo Justin tiene la intención de realizar muy poca actividad pública desde ahora hasta la Epifanía, pero planea cumplir con una pequeña cantidad de compromisos pendientes", añadió.
Bien conocido de los británicos, Justin Welby, que anunció su renuncia el 12 de noviembre, ofició en varios eventos reales importantes en los últimos años, como el funeral de la reina Isabel II y la coronación de Carlos III.
El 9 de noviembre, tres miembros del Sínodo General, el organismo electo responsable de decidir asuntos de la doctrina de la Iglesia de Inglaterra, presentaron una petición para que dimitiera, que superó las 12.500 firmas.
Entre la década de 1970 y mediados de la de 2010, John Smyth, un abogado que presidía una organización benéfica vinculada a la Iglesia anglicana y que organizaba campamentos de vacaciones, abusó sexualmente de 130 niños y jóvenes en Reino Unido y luego en África, en particular en Zimbabue y Sudáfrica, donde se instaló y murió en 2018, a los 75 años, sin ser juzgado.
La institución fue informada oficialmente de estos hechos en 2013, pero muchos responsables los conocían desde la década de 1980 y los mantuvieron en silencio como parte de una "campaña de encubrimiento", concluyó una investigación encargada por la propia Iglesia anglicana.
El informe también concluía que el arzobispo de Canterbury "podría y debería haber denunciado" a la policía la violencia cometida por el abogado a partir de 2013, cuando se convirtió en primado de la Iglesia de Inglaterra.
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