El BCE saca sus armas para combatir la subida de tasas de la deuda soberana
El Banco Central Europeo (BCE) trató de recuperar el control este miércoles frente al aumento de las tasas de la deuda soberana de algunos países de la zona euro, un intento de alejar el espectro de una crisis de la deuda y mantener al mismo tiempo su lucha contra la inflación.
Una semana después del anuncio de un endurecimiento de su política monetaria, los guardianes del euro tuvieron que reunirse de urgencia el miércoles.
El objetivo era convencer a los mercados de que su programa de subida de tasas de interés es compatible con la lucha contra una diferencia excesiva en los costes de endeudamiento entre países del norte y del sur de la zona euro.
Tras la reunión, el consejo de gobierno se comprometió a tomar dos medidas: "aplicar una cierta flexibilidad en la reinversión" de los bonos de su programa de emergencia lanzado durante la pandemia (llamado PEPP) y diseñar un nuevo instrumento "antifragmentación" para combatir la divergencia de tasas de interés dentro de la zona euro.
De momento el BCE no dio detalles sobre el futuro instrumento contra la fragmentación, ni sobre su calendario.
Las turbulencias en el mercado de deuda soberana empezaron cuando el BCE anunció hace una semana el fin de la era del dinero abundante y barato.
Siguiendo a los demás bancos centrales importantes, la institución de Fráncfort anunció, por primera vez desde 2011, un ciclo de aumento de sus principales tasas para combatir la inflación.
En su próxima reunión del 21 de julio, el BCE subirá sus tasas de referencia en 25 puntos básicos, tras haber frenado sus compras netas de activos.
Su presidenta, Christine Lagarde, también advirtió que a partir de septiembre habrá una nueva serie de subidas de tasas cuyo importe preocupa a los inversores.
Este cambio de rumbo en la política monetaria viene acompañado del riesgo de la fragmentación del mercado de deuda soberana de la zona euro, que provocaría que los estados europeos se endeudaran a niveles muy distintos, penalizando a los considerados más frágiles, donde los inversores exigen primas de riesgo más altas.
El objetivo es evitar una nueva crisis de la deuda soberana, diez años después de la que casi rompe la unidad de la zona euro.
Tras el anuncio de la decisión del BCE, la reacción del mercado de la deuda fue inmediata y los diferenciales entre Italia, Grecia, España y Portugal siguieron ampliándose en comparación con el tipo de interés alemán a 10 años, el Bund, que es el de referencia.
En las últimas semanas los responsables del BCE aseguran que están listos para intervenir con urgencia, incluso creando un nuevo instrumento monetario, pero muchos observadores critican la falta de una solución concreta.
"No toleraremos cambios en las condiciones de financiación que vayan más allá de los factores fundamentales" de los países de la zona euro, dijo el martes Isabel Schnabel, miembro de la junta ejecutiva del BCE, en un acto en París.
La reunión del miércoles "no anunció una herramienta integral para luchar contra los diferenciales que pueda brindar una solución permanente al problema", dijo Jack Allen-Reynolds, de Capital Economics.
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