El drama de los rehenes rompe un vínculo "sagrado" de los israelíes con su gobierno
Seis meses después del ataque de Hamás, más de un centenar de rehenes siguen cautivos en Gaza, una situación que para muchos israelíes ha roto un vínculo fundamental de confianza con su gobierno.
"El pueblo judío necesita protección, máxime teniendo en cuenta quién vive al lado", dice Einat Avni Levi, cuya casa familiar se encuentra a poca distancia de la Franja de Gaza.
Cinco de sus vecinos del kibutz de Nirim murieron el 7 de octubre, y otros cinco fueron capturados aquel día por milicianos de Hamás.
"Solo de pensar que alguien pueda venir y sacarme de la cama... no puedo vivir aquí si no confío en que luego mi ejército y mi gobierno vengan a buscarme", dice a AFP esta mujer de 40 años.
La mayoría de los israelíes considera que el gobierno de Benjamin Netanyahu no ha hecho lo suficiente para liberar a los 129 rehenes que siguen en Gaza, según un sondeo efectuado la semana por Canal 12.
Levi considera que esta situación ha roto un vínculo fundamental entre el gobierno y los israelíes.
"Habiendo crecido y servido en el ejército, siempre supe que se haría cualquier cosa por devolverme a casa", y eso "te hacía sentir seguro", dijo Shimon Attal, informático, en una de las últimas concentraciones en Jerusalén celebradas para pedir el regreso de los rehenes.
- "Obligación moral" -
El rabino Benny Lau afirma que este concepto es un pilar de la sociedad israelí.
"Hay un contrato entre el Estado y el ciudadano, según el cual nadie será dejado atrás (...) cuando hablamos del Estado judío, esto se eleva a otro nivel, a un nivel sagrado", incluso, insiste.
"La idea de preservar la vida es muy fuerte; está escrito en la Biblia muchas veces", dice Lau. "Todos somos la imagen de Dios, así que si se pierde a una persona, se está perdiendo una parte de Dios".
Incluso el jefe del ejército israelí, el teniente general Herzi Halevi, habló de "obligación moral" y dijo que el país está dispuesto a "pagar un precio por el regreso de sus hijos e hijas".
En 2011, Netanyahu llegó a aceptar la excarcelación de 1.027 prisioneros palestinos por la entrega de un soldado israelí, Gilad Shalit.
Fue el precio más alto jamás pagado por Israel por liberar a un solo cautivo. Uno de los excarcelados fue el dirigente de Hamás Yahya Sinuar, el hombre que según Israel ideó el ataque sorpresa del sábado 7 de octubre, en el que murieron 1.170 israelíes, en su mayoría civiles, y fueron secuestrados unos 250.
Más de un centenar fueron liberados desde entonces, en su mayoría intercambiados a fines de noviembre por presos palestinos en la única tregua ocurrida desde el inicio del conflicto.
- "Gran peligro" -
Algunos en cambio, como Tzvika Mor, cuyo hijo mayor Eitan está secuestrado por Hamás, consideran excesivo ese precio.
Mor dice que preferiría sacrificar a su hijo antes que verlo intercambiado por un prisionero palestino.
"Aquí no hablamos de la vida de mi hijo, hablamos de la existencia del Estado judío", afirma. "Corremos un gran peligro", y no queremos que los rehenes sean liberados a cualquier precio".
Eitan, de 23 años, era uno de los guardias de seguridad en el festival de música Supernova, que se estaba celebrando la mañana de aquel 7 de octubre y en el que murieron 364 personas. Tzvika Mor afirma que su hijo siempre dijo: "no me intercambien por un prisionero".
"Espero que no haya cambiado de opinión", prosigue Mor, padre de ocho hijos y fundador del grupo Tikvah (esperanza), que representa a familias de rehenes con una línea más conservadora.
"Todos nuestros enemigos deberían enterarse de que no se puede emprender una guerra contra Israel", apostilla.
La respuesta israelí al ataque de Hamás dejó de momento más de 33.000 muertos en Gaza, según el movimiento palestino.
- "Los queremos a todos de vuelta" -
En cualquier caso, la amplia mayoría de las familias de rehenes tiene una visión completamente diferente, e insisten en que "hay que llegar a un acuerdo".
Sólo con el regreso de los secuestrados "puede renovarse el contrato entre los ciudadanos y el Estado", dijo en ese sentido Carmit Palty Katzir, hermana del rehén Elad Katzir, cuyo cadáver fue recuperado la semana pasada.
El rabino Benny Lau apunta que cualquier eventual acuerdo debe incluir a los 34 rehenes que según el ejército israelí murieron en cautiverio.
"Los queremos a todos de vuelta", dice, e invoca a ley judía, que establece que cuando alguien fallece hay que recuperar absolutamente todo de su cuerpo para "inhumarlo y así respetar y honorar lo que fue creado a imagen de Dios".
"Todas esas personas deberían estar en nuestra mente todo el día, todos los días".
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