El recurso a la muerte asistida vuelve al Parlamento británico
Casi diez años después del fracaso de un intento anterior, una parlamentaria laborista presentó el miércoles en la Cámara de los Comunes británica un proyecto de ley para legalizar la muerte asistida para personas con enfermedades terminales.
"Es un gran día" y "el comienzo de un nuevo capítulo", afirmó la diputada Kim Leadbeater, que se acercó el miércoles por la mañana a agradecer la presencia de los activistas de la asociación Dignity in Dying (Dignidad al morir) reunidos frente al Parlamento para apoyarla.
A primera hora de la tarde presentó su propuesta titulada "Proyecto de ley para el fin de la vida de los adultos enfermos en fase terminal", confirmando que su texto será debatido el 29 de noviembre.
Antes de llegar al poder en julio, el primer ministro laborista, Keir Starmer, se comprometió a permitir que el Parlamento decidiera sobre la muerte asistida, cuando la última votación en la cámara baja se remonta a 2015.
"Creo que ha llegado el momento de este debate", defendió Kim Leadbeater, asegurando que su texto incluirá "garantías y protecciones sólidas y seguras".
Starmer precisó que no habrá consignas de voto para este texto.
La asistencia al suicidio es ilegal en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, y conlleva una pena de 14 años de prisión por complicidad.
En Escocia no está penalizado como tal, pero una persona que ayuda a alguien a morir puede ser procesada por asesinato.
En los últimos años, diversas personalidades han vuelto a sacar el tema al debate público con sus propios testimonios, como la experiodista de la BBC Esther Rantzen, que padece cáncer de pulmón y que anunció el año pasado que planeaba viajar a Suiza para recurrir al suicidio asistido si lo considera necesario.
Casi dos tercios de ingleses y galeses son favorables a la asistencia médica para morir en los adultos con enfermedades terminales, según una encuesta publicada el viernes pocos días antes de la presentación de un proyecto de ley laborista al respecto.
Según otro sondeo realizado en septiembre, a unos 2.000 personas por King's College de Londres, el 63% de los encuestados apoya la legalización.
Pero en la encuesta, más de la mitad (53%) teme que algunos puedan ser víctimas de presiones para recurrir al suicidio asistido y el 83% dice que la mala calidad de los cuidados paliativos es un factor importante en su postura sobre el tema.
"El énfasis debería estar en mejorar los cuidados paliativos", dijo a AFP Alistair Thompson, portavoz de la asociación 'Care Not Killing' (Cuidar, no matar) opuesta al suicidio asistido.
Thompson denuncia un sistema "insuficientemente financiado", que corre el riesgo de "presionar a muchas personas para que pongan fin prematuramente a su vida".
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