Georgia se prepara para votar en legislativas, en la encrucijada entre Rusia y Europa
Los georgianos están convocados el sábado a votar en unas elecciones legislativas consideradas cruciales para el futuro de este país del Cáucaso, que debe elegir entre formaciones opositoras proeuropeas y el partido gobernante, acusado de una deriva autoritaria prorrusa.
La Unión Europea teme que Tiflis se aleje de su ambición de unirse al bloque, objetivo inscrito en la Constitución de Georgia, y se acerque a Moscú.
Sondeos recientes indican que una alianza de partidos de oposición podría reunir suficientes votos para vencer a Sueño Georgiano, el partido del magnate Bidzina Ivanishvili, acusado de mover los hilos del poder desde la sombra en la última década.
Habitualmente divididas, las fuerzas opositoras consiguieron forjar un frente inédito contra el gobierno, formado entre otros por el Movimiento Nacional Unido del expresidente encarcelado Míjeil Saakashvili.
Su programa prevé importantes reformas electorales y judiciales y la derogación de algunas leyes controvertidas promulgadas recientemente por el poder, acusado de una deriva autoritaria y de alejarse de la OTAN y la UE.
Entre estos criticados proyectos destaca una ley sobre la "influencia extranjera" inspirada en una legislación rusa que ha servido para reprimir a la disidencia contra la que protestaron masivamente muchos georgianos en mayo.
Bruselas congeló seguidamente el proceso de adhesión a la UE de este país de cuatro millones de habitantes y Estados Unidos impuso sanciones a responsables georgianos acusados de autorizar una "represión brutal" contra los manifestantes.
El último foco de tensión entre Bruselas y Tiflis fue la promulgación, a principios de este mes, de una ley que restringe duramente los derechos de las personas LGTB+.
Algunos de los dirigentes de Sueño Georgiano, en el poder desde 2012, se han mostrado muy críticos contra Occidente. Su jefe en la sombra, Bidzina Ivanishvili, lo calificó de "partido mundial de la guerra" que trataría a Georgia como "carne de cañón".
"Si la oposición llega al poder, empezarán una guerra" contra Rusia, dijo esta semana su simpatizante Tamila Siradze, una mujer de 70 años que acudió a un acto del partido gobernante.
La exrepública soviética está todavía muy marcada por la invasión rusa tras una breve guerra de 2008, tras la que Moscú instaló bases militares en dos regiones separatistas georgianas, Absajia y Osetia del Sur, que reconoció como estados independientes.
En este contexto, el partido gobernante ha hecho campaña presentándose como el único capaz de impedir una supuesta "ucranización" de Georgia.
El gobierno aspira a obtener tres cuartas partes de los 150 escaños del Parlamento, una amplia mayoría que le permitiría cambiar la Constitución y, según su proyecto, prohibir los partidos opositores prooccidentales.
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