Indígenas brasileños recuperan manto sagrado tras siglos de espera
Pipas cargadas con hierbas medicinales, maracas y tambores ambientan las últimas horas de una espera de más de 300 años: el pueblo Tupinambá de Brasil celebra el retorno de un raro y sagrado manto de plumas rojas que les fue arrebatado durante la colonia portuguesa.
La exuberante pieza, que estaba en el Museo Nacional de Dinamarca desde 1689, será presentada oficialmente en Rio de Janeiro el jueves, en una ceremonia a la que asistirá el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva.
El gobierno califica su devolución de "restitución histórica" y adelanta gestiones para recuperar otros objetos indígenas que están en museos de Francia y Japón, entre otros países.
Confeccionado con plumas rojas del ave guará sobre una base de algodón de casi 1,80 metros de largo, el manto volvió a Rio a comienzos de julio y se encuentra en la biblioteca del Museo Nacional.
Algunos indígenas ya estuvieron frente a esta capa ceremonial confeccionada a mediados del siglo XVI, según estimaciones oficiales.
Al verlo sentí "tristeza y alegría. Una mezcla entre nacer y morir. Es algo que solo se entiende usando todos los sentidos, la cosmopercepción", dice a la AFP Yakuy Tupinambá, acampada junto a unos 200 tupinambás en el parque Quinta da Boa Vista, donde se halla el museo, que sufrió un gran incendio en 2018.
Los europeos "pusieron (el manto) en un museo, como si fuera un zoológico, para que lo observaran los estudiosos del arte". Pero "solo nuestro pueblo se comunica y dialoga con ese símbolo", explica Yakuy, con un tocado de plumas y una falda de fibras naturales.
A sus 64 años, recorrió más de 1.200 kilómetros en autobús desde el municipio Olivença (este) para asistir al evento.
Mientras, en este parque otrora residencia de los reyes de Portugal, los tupinambás realizan una "vigilia" con música y cantos.
- Más que un símbolo -
La devolución del manto, que se desconoce cómo salió de Brasil, obedece a las gestiones diplomáticas del gobierno izquierdista de Lula, afín al movimiento indígena brasileño.
Pero los indígenas aún esperan que el ejecutivo se "sensibilice" frente a sus reclamos territoriales, una asignatura pendiente para el ejecutivo.
El manto "es nuestro padre y nuestra madre. Nuestros ancestros dicen que cuando se lo llevaron (los europeos) nuestra aldea quedó sin un norte", se lamenta el cacique Sussu Arana Morubyxada Tupinambá.
"Ahora volvemos a tener un rumbo: la demarcación de nuestro territorio por el estado brasileño", agrega el jefe indígena, quien luce pinturas en buena parte del cuerpo.
Los tupinambás reclaman la demarcación de algo más de 47.000 hectáreas en donde habitan unas 8.000 familias que viven de la pesca y la agricultura. El territorio, aseguran, está siendo devastado por el "agronegocio" y la "minería".
"Muchas de estas situaciones van a dejar de acontecer cuando el gobierno demarque nuestro territorio", afirma el cacique Arana.
En julio, el Consejo Misionero Indigenista (CIMI) denunció que la delimitación de los territorios indígenas se encuentra "estancada", a pesar de la "expectativa" que despertó el regreso de la izquierda al poder, luego del cuatrienio del derechista y "antindigenista" Jair Bolsonaro (2019-2022).
Pese a ser una promesa de gobierno, apenas un puñado de territorios han sido reconocidos desde que Lula inició su tercer mandato en enero de 2023.
- ¡basta! -
Arana denuncia una creciente deforestación en sus tierras por cuenta de grandes agricultores que arrasan bosques para sembrar monocultivos, en un país que es potencia agrícola.
También asegura que varias empresas mineras ponen sus ojos en la selva que rodea a Olivença, ya que bajo el suelo hay litio, níquel y silicio, minerales indispensables para fabricar computadores y teléfonos.
La ceremonia del jueves tendrá como telón de fondo la inmensa nube de humo que envuelve a varias ciudades de Brasil.
La peor sequía en la historia del país ha desatado miles de incendios en la Amazonía y los estragos se sienten incluso en países vecinos como Uruguay y Argentina, adonde el humo se aproxima. Según expertos, está asociada al cambio climático.
"El retorno del manto significa, no solo para el pueblo Tupinambá sino para el pueblo brasileño, un alto a la devastación de la Amazonía, de los bosques, de los manglares", pide el Cacique Arana.
"¡Basta!, se enoja el indígena.
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