Inquietante inmersión en el "Pueblo de la muerte", en Sudáfrica
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Este inquietante y remoto rincón de Sudáfrica, en el que once de sus 3.000 habitantes fueron asesinados en un año, con un ritmo de aproximadamente uno por mes, es conocido como el "Pueblo de la muerte".
En Zingqolweni, en el sureste del país, el sol se esconde detrás de la cordillera a las 18H00. Sin electricidad en las calles de tierra, la aldea se sumerge en una espesa oscuridad.
Nobongile Fihla, de 50 años, regresa del cementerio. Su madre, asesinada en mayo de 2021, fue una de las primeras víctimas de estos crímenes, ocurridos al anochecer.
"Encontré su cuerpo aquí, junto a la puerta. Yacía en un charco de sangre", cuenta a la AFP.
Su tía, que compartía la modesta casa con techo de paja, fue asesinada también la misma noche, apuñalada.
Nadie vio ni oyó nada.
En este país rural de lengua Xhosa, a más de tres horas en coche de la primera ciudad, las casas están alejadas unas de otras.
Todas las víctimas son ancianas, la mayoría son mujeres y vivían solas.
- Algo nunca visto -
Las once víctimas recibieron múltiples puñaladas. Algunas también fueron degolladas. "Se desangraron", describe a la AFP una fuente policial que participó en la investigación.
Según un policía, este es el primer caso de este tipo, pese a que en Sudáfrica -uno de los países más violentos del mundo- se registra un homicidio cada 20 minutos.
"Pero asesinatos en serie de personas mayores, no. Es algo nunca visto", afirma la fuente.
Seis hombres fueron arrestados recientemente. Su juicio comenzará en junio.
Según la policía local, se trata de una serie de robos que salieron mal. Pero para el responsable local Gcinikaya Koki, de 64 años, los investigadores -que no encontraron más que una prenda de vestir-, se equivocan.
En la zona, la gente no es rica, muchos viven de las ayudas sociales. Las casas fueron "revisadas", pero no se llevaron ningún objeto de valor. "Se encontró dinero después de los asesinatos, así que, ¿qué querían?", se pregunta.
La idea de que esto es obra de un asesino en serie sigue atormentando a la gente, y sigue sembrando el terror.
Algunos huyeron de la aldea y las mujeres que se quedaron duermen juntas por la noche.
- omerta -
Un equipo de policía especializado en crímenes en serie visitó el lugar varias veces.
Para ellos se trata de un solo y mismo hombre, puesto que es el mismo modus operandi. No deja rastros ni tiene un motivo aparente. Además, los asesinatos son regulares y cometidos a principios de cada mes.
Es bastante joven y lo suficientemente fuerte como para dominar a sus víctimas. Vive o es originario de los alrededores y siente odio por los ancianos.
"Él sabía quién vivía allí. Y quién vivía solo", explica una investigadora.
Nontukunina Mbenyana, de 82 años, que saca maíz de un taburete frente a su casa en medio del campo, cuenta la historia sin miedo. "Si mi turno llega, estoy lista", afirma. "Moriré en mi casa", agrega.
Durante largos meses, las autoridades permanecieron en silencio sobre el caso. Al final, algunos decidieron hacer justicia por sí mismos.
A finales del año pasado, siete jóvenes, entre 21 y 27 años, fueron encontrados muertos.
Como se sospechaba que eran los responsabales de los crímenes, fueron quemados vivos o colgados en un bosque cercano.
Doce hombres fueron arrestados por estos asesinatos y luego liberados por falta de pruebas.
Y la investigación continúa.
En el pueblo reina el silencio. "Aquí no pasó nada", lanza a la AFP un hombre con las mandíbulas tensas, mientras se mete en su camioneta.
Últimamente la serie macabra se detuvo pero el misterio sigue intacto.
Una mayor vigilancia policial y atención mediática pudieron haber asustado al asesino "por un tiempo", estima la investigadora.
"A veces, los asesinos en serie -cuyas acciones comienzan a ser descubiertas- cambian de perímetro. Quizás lo encontremos en otro lugar", subraya.
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