Japón vota en unas legislativas con la mayoría gobernante en riesgo
Los japoneses votan este domingo en sus elecciones legislativas más ajustadas en años, en las que el partido gobernante del nuevo primer ministro, Shigeru Ishiba, podría perder la mayoría en el Parlamento, algo inédito desde 2009.
Los sondeos de opinión apuntan a que el conservador Partido Liberal Democrático (PLD) y su socio de coalición podrían perder la mayoría, lo que infligiría un duro revés para Ishiba, que prometió construir "un nuevo Japón".
El exministro de Defensa de 67 años asumió el cargo y convocó elecciones anticipadas a principios de mes después de ser elegido como nuevo líder del PLD, que ha gobernado Japón de forma casi ininterrumpida durante siete décadas.
Pero los votantes de la cuarta economía mundial están resentidos por la inflación y un escándalo de financiación en este partido que contribuyeron a hundir al ex primer ministro Fumio Kishida.
En campaña, Ishiba prometió revitalizar las deprimidas regiones rurales y solventar la "emergencia silenciosa" del declive poblacional de Japón a través de medidas dirigidas a las familias como promover el trabajo flexible.
Sin embargo, ha dado marcha atrás en su compromiso de permitir a las parejas casadas llevar dos apellidos distintos y ha nombrado solo a dos mujeres en su gabinete.
La participación a las 14H00 (05H00 GMT) era de 19,1%, ligeramente inferior al 21,5% registrado a la misma hora en las últimas elecciones legislativas de 2021, según el Ministerio del Interior.
Los últimos colegios electorales cerrarán a las 20H00 (11H00 GMT), y los sondeos a pie de urna deberían dar una idea del equilibrio de fuerzas poco después.
Apasionado de las políticas de seguridad, Ishiba ha respaldado crear una alianza militar regional inspirada en la OTAN para contrarrestar a China, aunque ha reconocido que esto "no pasará de un día a otro".
Una encuesta el viernes del diario Yomiuri Shimbun indicaba que el PLD y su socio minoritario Komeito pueden tener dificultades para obtener los 233 escaños que marcan la mayoría en la Cámara Baja.
Ishiba se ha fijado este umbral como la meta en estos comicios. No alcanzarlo socavaría su posición dentro del PLD y obligaría al partido a buscar otros socios o a gobernar en minoría.
- Situación "extremadamente grave" -
La prensa local especula que Ishiba incluso podría dimitir inmediatamente, lo que lo convertiría en el primer ministro más efímero del Japón de posguerra.
El actual récord lo ostenta Naruhiko Higashikuni, quien estuvo 54 días en el cargo en 1945, justo después de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
"La situación es extremadamente grave", reconoció el nuevo primer ministro el viernes.
En muchas circunscripciones, los candidatos del PLD están codo con codo con los del Partido Democrático Constitucional (PDC), el segundo con más escaños en el Parlamento, dirigido por el popular ex primer ministro Yoshihiko Noda.
"Las políticas del PLD consisten en implementar rápidamente medidas para aquellos que les dan mucho dinero", denunció Noda ante sus seguidores el sábado.
"Pero aquellos en posiciones vulnerables, que no pueden donar dinero, han sido ignorados", agregó el opositor.
A pesar de estas críticas, el politólogo Masato Kamikubo, de la Universidad Ritsumeikan, señala que la posición de Noda "es bastante similar a la del PLD". "Es básicamente un conservador", dice.
Por ello, "el PDC o Noda pueden ser una alternativa al PLD. Muchos votantes lo piensan así", añade.
Sin embargo, la llegada de esta formación al gobierno es igualmente "difícil porque la oposición está muy dividida", apunta este experto.
Ishiba prometió no apoyar activamente a los candidatos del PLD que participan en las elecciones a pesar de haberse visto salpicados por el escándalo de financiación.
"Quiero centrarme en candidatos jóvenes en vez de aquellos que tienen una larga carrera porque puede que traigan algo distinto", explicó una votante de 63 años de apellido Taniyama, quien dijo haber decidido su papeleta "por eliminación".
Mitsuyuki Ikezoe, de 86 años, se decantó por el PLD porque está "preocupado que Corea del Norte o Rusia puedan invadir Hokkaido", la isla del norte de Japón.
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