La paz en colombia abrió la puerta al descubrimiento de vida silvestre, pero nueva violencia frustra el progreso
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* Descubrimientos de plantas se triplicaron tras acuerdo de paz
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* Hallazgos incluyen escarabajos, orquídeas y anfibios raros
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* Grupos armados provocan deforestación y ponen en peligro investigadores
Por Jake Spring
BOGOTÁ, 27 oct (Reuters) - Durante más de cinco décadas, mientras el violento conflicto armado azotaba las tierras altas y las selvas tropicales de Colombia, la vida silvestre prosperó.
Desde orquídeas de colores brillantes hasta ranas con rayas de tigre, los científicos han descubierto una gran cantidad de nuevas especies animales y vegetales en los años posteriores a la firma de un acuerdo de paz en 2016 en el que la mayoría de los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) depusieron las armas.
El acuerdo hizo más seguro el ingreso a muchas partes del país, a menudo preservadas prístinamente en medio del conflicto.
Resultó que la paz ofreció una bendición para la investigación de la naturaleza.
Los científicos han encontrado aproximadamente el triple de nuevas especies de plantas en Colombia cada año tras el acuerdo de paz, según un nuevo análisis del botánico colombiano Oscar Alejandro Pérez-Escobar compartido exclusivamente a Reuters.
Pero el acuerdo con las FARC no puso fin al conflicto armado en el país sudamericano.
Aunque el acuerdo abrió muchas áreas de Colombia a la ciencia, otros grupos armados -incluidos excombatientes de las FARC que rechazaron el acuerdo de paz- y bandas criminales llenaron el vacío en algunas áreas y trajeron nuevos peligros tanto para los investigadores como para la vida silvestre.
Aunque la deforestación cayó a un mínimo de 23 años en 2023, está aumentando nuevamente durante 2024 debido a que la severa sequía alimentó los incendios forestales y la tala ilegal, al tiempo que la minería y la construcción de carreteras destruyen la selva.
Y para los ambientalistas, Colombia es ahora el lugar más peligroso del mundo: el año pasado hubo 79 muertos, la mayor cantidad en un solo año para un país, según la organización sin fines de lucro Global Witness.
El análisis de unas 14.000 especies de plantas colombianas registradas en el Real Jardín Botánico de Kew mostró que los investigadores han publicado un promedio de 178 nuevos hallazgos en los años transcurridos desde el acuerdo de paz, comparado con los 53 en promedio anual previo al pacto.
El análisis, que no ha sido revisado por pares, también tuvo en cuenta el desequilibrio entre los pocos años de datos desde 2016 en comparación con siglos de descubrimientos de especies anteriores.
Si bien el análisis muestra un aumento en las publicaciones después del acuerdo de paz, no prueba que este fuera la causa, dijo Pérez-Escobar.
El botánico recordó su primera expedición después del acuerdo de paz, viajando con un equipo de investigadores de 16 países a través de un ecosistema montañoso mientras los soldados colombianos vigilaban sus movimientos, en 2018.
"Estaba emocionado, pero también nervioso", recordó Pérez-Escobar, quien trabaja para Kew Gardens en Gran Bretaña. "Emocionado por las perspectivas de encontrar nuevas especies (...), pero también nervioso por el peligro que representaba ir allí".
Esa expedición fue parte de una ola de investigación de la biodiversidad en los antiguos bastiones rebeldes de Colombia, que los científicos habían evitado por temor a ser secuestrados o morir a manos de las FARC.
En la caminata hacia el ecosistema montañoso del páramo, vio pequeñas flores amarillas y marrones: una nueva especie de orquídea.
Un páramo es un ecosistema muy húmedo, frío y a menudo con neblina que se encuentra en lo alto de los Andes.
Desde entonces, Pérez-Escobar, en colaboración con organizaciones locales, ha ayudado a identificar dos nuevas plantas con flores en un bosque nuboso y, el año pasado, la primera orquídea polimórfica conocida en su género de 1.200 especies, lo que significa que florece con dos tipos diferentes de flores en la misma planta.
Cocodrilos, drones y deforestación
En los años 90, cuando era estudiante de biología, el botánico Mauricio Díazgranados recolectaba plantas en las montañas, a una hora de Bogotá en auto.
"Podía ver los helicópteros disparando a los guerrilleros y a éstos contraatacando", dijo Díazgranados, quien ahora trabaja como director científico del Jardín Botánico de Nueva York.
En un momento dado, trabajó como guardabosques voluntario en la zona de Sumapaz, donde las FARC tenían su sede. Dijo que una vez fue detenido por los rebeldes bajo sospecha de se espía, pero logró huir durante la noche.
Posteriormente, Díazgranados ayudó a organizar docenas de expediciones científicas a zonas que antes eran peligrosas en el marco de Colombia BIO, un programa gubernamental lanzado para comprender mejor las zonas silvestres del país después del acuerdo de paz.
Todavía tiene cajas de cartón llenas de muestras de plantas secas que cree que son especies nuevas, pero que aún no ha descrito en una publicación.
Aunque el conflicto puede haber ayudado a proteger la vida silvestre de Colombia durante décadas, es la ubicación y la geografía del país lo que lo ayudó a florecer hasta convertirse en lo que es hoy.
Ubicado cerca de la cálida franja del Ecuador donde se encuentran América del Norte y del Sur, el país incluye playas, selvas tropicales y tres cadenas distintas de los Andes que se elevan desde valles profundos hasta más de 5.000 metros.
La diversidad de esos entornos ha alentado la evolución de más especies con el tiempo.
Colombia encabezó este año una lista de países que se cree que tienen la mayor cantidad de especies de plantas sin descubrir, según un estudio dirigido por científicos de Kew Gardens publicado en agosto.
No es solo el acuerdo de paz lo que está impulsando más descubrimientos, dijo Díazgranados. Más científicos capacitados están investigando Colombia, explicó, incluidos algunos que se alejan de la vecina Venezuela en medio de la crisis económica y política que enfrenta.
Los científicos del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, de Colombia, han descubierto decenas de especies nuevas, entre ellas escarabajos, ranas, una araña y una cecilia, un grupo poco común de anfibio sin patas que vive bajo tierra.
Pueden pasar varios años hasta que se confirme que el hallazgo de una especie es nuevo.
"Eran áreas inaccesibles, pero también áreas con una información y una riqueza natural grandísima", dijo Jhon César Neita, curador de la colección de entomología e invertebrados del von Humboldt, sobre las zonas que antes estaban bajo control de las FARC y que se abrieron a la investigación. "Todos queríamos ir allá, todos los científicos".
Los científicos de la Wildlife Conservation Society (WCS) también han registrado otros 10 hallazgos de anfibios, entre ellos una rana de lluvia de rayas verdes y marrones que se llamará Pristimantis pactumpacis, en honor al acuerdo de paz.
Después del pacto con las FARC, los investigadores de WCS pudieron usar drones para contar los cocodrilos del Orinoco, una especie en peligro crítico de extinción en el este de Colombia, en una zona que antes era demasiado peligrosa, dijo el director del grupo en Colombia, Germán Forero.
Pero después de que se reportaran más de 100 muertes relacionadas con la violencia de grupos armados en la zona este año el personal de WCS actualmente no puede viajar de regreso a donde vive el cocodrilo del Orinoco, dijo Forero.
Perdiendo lo ganado
Colombia ha puesto el tema de la seguridad en el centro de atención de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, COP16, de este año, eligiendo el tema "Paz con la Naturaleza" para el evento que se celebra en la ciudad de Cali, en el suroeste de Colombia.
Más de 10.000 soldados, policías y guardias de la ONU están movilizados para proteger la cumbre, mientras que delegados de casi 200 países debaten la mejor manera de preservar la naturaleza en todo el mundo.
Actualmente hay intensos combates entre los grupos armados en algunas de las zonas con mayor biodiversidad del país, según fuentes del ejército colombiano.
En la provincia del Chocó, en el Pacífico, hogar de una frondosa selva tropical y un clima célebre por su humedad, los rebeldes del ELN están luchando contra la banda criminal del Clan del Golfo, mientras que grupos disidentes de las FARC se enfrentan en varios municipios amazónicos.
Junto con la continua violencia de los grupos armados, Colombia también corre ahora el riesgo de un rápido deterioro medioambiental, advirtieron los científicos.
La deforestación ha aumentado un 40% en los primeros tres meses de este año, según datos del Gobierno.
En abril, la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, culpó a un grupo de excombatientes de las FARC denominado Estado Mayor Central por la tala de bosques en la selva amazónica, diciendo que impide a los forasteros entrar en las zonas que controla mientras presiona a los locales para que cooperen.
"Es miserable la presión psicológica que están ejerciendo los grupos armados contra las comunidades", dijo Muhamad en un comunicado de abril. "En este caso se está poniendo la naturaleza en la mitad del conflicto".
La facción del recientemente escindido EMC dirigido por Alexander Díaz Mendoza, más conocido por su nombre de guerra Calarcá Córdoba, dijo en un comunicado que el grupo no tiene participación en la deforestación y trabaja con las comunidades para impulsar prácticas sostenibles.
El grupo manifestó que bloquea el ingreso para evitar los esfuerzos del Gobierno por "financiar" el bosque a través de productos como los bonos verdes.
(Reporte de Jake Spring en Sao Paulo, reporte adicional de Javier Andrés Rojas y Luisa González en Villa de Leyva y Luis Jaime Acosta en Bogota, escrito por Nelson Bocanegra)