La prensa escrita conecta a los habitantes en el frente ucraniano con el mundo
Sin electricidad ni internet, los habitantes de Limán esperan con impaciencia la llegada de Valentina Bikova, la repartidora de un periódico local en esta ciudad del este de Ucrania, regularmente bombardeada por las tropas rusas.
La prensa escrita se ha convertido en una fuente de información esencial para los habitantes de las localidades cercanas al frente que todavía no han huido y que se encuentran en gran medida aisladas del exterior por los combates.
"A veces no tenemos suficientes ejemplares para todo el mundo. Es el único vínculo que tenemos con el mundo exterior", explica Valentina, una periodista jubilada de 78 años.
La anciana recorre las silenciosas calles de Limán, llenas de edificios en ruinas, hasta una pequeña aglomeración de vecinos. Cuando enseña los ejemplares de Zoria, la asaltan una decena de jubilados ansiosos.
"¡Deme uno!", "¡Esperen!", "Yo también, que no tengo", "Solo uno, por favor", gritan unos y otros mientras Valentina se humedece el dedo para separar los diarios.
Para algunos lectores, la publicación es una fuente de noticias fiables en un contexto de constante desinformación. Para otros, simplemente es un recuerdo de sus vidas antes de la guerra.
- Publicado desde Kiev -
"Es imposible vivir sin este periódico", dice Galina Bris, una trabajadora ferroviaria jubilada de 72 años. "Habla de todo con detalle, de nuestro Limán. Continúan escribiendo pese a los tiempos tan difíciles".
La ciudad fue ocupada por el ejército ruso de mayo a octubre de 2022, durante el primer año de la invasión de Ucrania. De los 20.000 habitantes de antes de la guerra, casi 8.700 siguen allí pese a las repetidas llamadas a evacuar.
Los relatos de quienes partieron ocupan un lugar importante en las columnas de Zoria ("Alba"), publicado desde Kiev por el redactor jefe Oleksander Pasichnik.
Otros artículos hablan del suministro de agua potable o de los logros de los deportistas originarios de Limán.
"Estoy feliz de que Pasichnik esté en Kiev y no se olvide de nosotros, que no se olvide de nuestra ciudad", explica Galina.
Los viejos vínculos entre la prensa regional ucraniana y sus lectores suponen una ventaja frente a la desinformación omnipresente en redes sociales. Pero la financiación de estos medios no siempre está garantizada ante la caída de ingresos publicitarios.
"Los donantes internacionales no prestan suficiente atención a los medios regionales", estima Sabra Ayres de la Fundación Hirondelle, que respalda a las publicaciones locales. "Una prensa independiente fuerte es buena para toda democracia", agrega.
Para su distribución, la revista Zoria se apoya en voluntarios locales como Larisa Puchkova, que coordina todo desde la biblioteca para niños de Limán donde trabaja.
Antes solía ir a buscar los diarios a la oficina de correos situada frente a la biblioteca, pero los ataques rusos provocaron su cierre.
Desde entonces, la bibliotecaria tira de sus contactos en los pueblos vecinos para que le hagan llegar los ejemplares cuando remiten los bombardeos.
- "Todo lo que fuimos" -
Los ataques provocan también frecuentes cortes en la red telefónica, con lo que Larisa recurre al boca a boca para la distribución.
Para ella, las informaciones de Zoria permiten luchar a nivel local contra la propaganda rusa, que representa a Ucrania como un Estado fallido.
"A pesar de la guerra terrible y brutal en nuestro país, luchamos y seguimos con vida. El periódico enseña todo esto", afirma.
Cerca de la iglesia de Limán, Svitlana Dziuba alza el diario y grita: "Lo leeremos de cabo a rabo. Es tan valioso para nosotros".
La euforia deja lugar al llanto. "Cuando lo recibimos, recordamos la ciudad que teníamos antes", explica.
La bibliotecaria Larisa todavía guarda unas guías turísticas que muestran calesas circulando por Limán y la animación en las orillas de su lago.
"Este libro contiene todo lo que fuimos. Espero que un día volvamos a ello".
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