Líbano denuncia un "crimen de guerra" tras la muerte de tres periodistas en un bombardeo israelí
Tres periodistas murieron este viernes en Líbano en un bombardeo israelí y el gobierno denunció un "crimen de guerra", fruto de la ofensiva del ejército de Israel contra el movimiento proiraní Hezbolá.
La cadena proiraní Al Mayadeen anunció que su camarógrafo Ghassan Najjar y su ingeniero de radiodifusión Mohammad Reda murieron en un bombardeo aéreo israelí "deliberado" que alcanzó una "residencia de periodistas" en el sur de Líbano.
El ataque se produjo durante la noche en Hasbaya, una localidad que hasta ahora prácticamente no se había visto alcanzada por los bombardeos.
El mes pasado varios periodistas se trasladaron a ese municipio junto con otros equipos, según medios locales.
Por su parte, la cadena de Hezbolá Al Manar declaró que su videorreportero Wissam Qassem también murió en el ataque.
Tanto el primer ministro libanés, Najib Mikati, como su ministro de Información, Ziad Makari, denunciaron un bombardeo "deliberado" que calificaron de "crimen de guerra".
Israel no comentó el bombardeo que, según el Ministerio libanés de Salud, también dejó tres heridos.
También se registraron bombardeos en la periferia sur de Beirut, uno de los bastiones de Hezbolá, donde dos edificios fueron destruidos y se desató un incendio, según la agencia de prensa libanesa ANI.
El ejército israelí también afirmó que bombardeó un puesto fronterizo entre Líbano y Siria, alegando que Hezbolá lo utiliza para abastecerse de armas.
Los ataques en esa zona están "obstaculizando y poniendo realmente en peligro una verdadera cuerda salvavidas que la gente usa para huir del conflicto", advirtió este viernes Rula Amin, portavoz para Oriente Medio de la Agencia de la ONU para los Refugiados.
Por su parte, los cascos azules de la ONU desplegados en el sur de Líbano aseguraron lidiar con una situación "extremadamente difícil", después de que el ejército israelí disparara de nuevo contra sus posiciones esta semana.
- "Carrera contrarreloj" -
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, advirtió el viernes que la comunidad internacional está inmersa en una "carrera contrarreloj" para encontrar una "solución política" al conflicto en Líbano y evitar una "conflagración generalizada".
En los mismos términos se expresó el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien afirmó que es "realmente urgente" llegar a una "solución diplomática".
Hezbolá y el ejército israelí se han enfrentado en la zona fronteriza desde el 8 de octubre de 2023, cuando el movimiento chiita empezó a disparar cohetes hacia territorio israelí en apoyo al movimiento islamista palestino Hamás, que la víspera había lanzado un ataque de envergadura en el sur de Israel, que desencadenó la guerra en la Franja de Gaza.
El ejército israelí concentró sus esfuerzos en el territorio palestino hasta mediados de septiembre de este año, cuando desplazó el grueso de sus operaciones a Líbano para combatir a Hezbolá.
El 23 de septiembre inició una campaña aérea y, una semana después, una operación terrestre en el sur del país, con el objetivo de permitir que los 60.000 habitantes del norte de Israel que tuvieron que abandonar sus hogares a causa de los incesantes tiros de cohetes de Hezbolá puedan regresar.
Al menos 1.580 personas han muerto en Líbano desde el 23 de septiembre, según un balance de AFP basado en datos oficiales
Además, según el ministro libanés de Salud, Firas Abiad, 163 rescatistas y trabajadores médicos murieron en los bombardeos israelíes en el último año.
Según la ONU, el conflicto dejó al menos 800.000 desplazados.
Por su parte, el ejército israelí anunció diez bajas en dos días, lo que eleva a 32 el número de militares israelíes muertos desde que empezó la operación terrestre, según un balance establecido por AFP.
- Impulso diplomático -
En la Franja de Gaza, un bombardeo israelí dejó 14 muertos y otro mató a seis personas en Jan Yunis, en el sur del territorio, según la Defensa Civil.
La guerra en Gaza se desencadenó por el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, que comportó la muerte de 1.206 personas, sobre todo civiles, según un recuento de AFP basado en datos oficiales israelíes que incluye a los rehenes muertos en cautiverio.
De las 251 personas capturadas ese día, 97 siguen secuestradas en Gaza, pero 34 de ellas fueron declaradas muertas por el ejército.
En respuesta, Israel lanzó una ofensiva contra Hamás, que gobierna en Gaza desde 2007, y mató a al menos 42.847 palestinos -- mayoritariamente civiles -- en la Franja, según datos del Ministerio de Salud del gobierno de Hamás, considerados fiables por la ONU.
En el plano diplomático, Estados Unidos instó a Israel a aprovechar la oportunidad creada por la muerte del jefe de Hamás, Yahya Sinwar, y reanudar los diálogos de cara a una tregua. Al dirigente islamista lo mataron soldados israelíes el 16 de octubre.
Hasta ahora, las negociaciones indirectas auspiciadas por Catar, Estados Unidos y Egipto para lograr un alto el fuego entre Israel y Hamás se han saldado en fracaso.
Hamás, también respaldado por Irán, comunicó "su disposición a detener los combates", indicó el jueves un alto cargo del movimiento, pero con unas condiciones que Israel siempre ha rechazado.
Según la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, David Barnea, jefe del Mosad, los servicios de inteligencia exterior, viajará a Catar para reunirse el domingo con el jefe de la CIA, Bill Burns, y el primer ministro catarí.
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