Los Verdes, atónitos con la propuesta de desmontar varias medidas ambientales en la UE
LA NACION
Los verdes, que durante cinco años estuvieron al frente de importantes avances climáticos en la UE, son ahora testigos de cómo la UE propone retroceder en una serie de normas, un cuadro que posiblemente se torne aún más difícil en lo venidero.
"Estamos ante uno de los peores escenarios", dijo la eurodiputada francesa Marie Tousssaint, del partido Los Ecologistas, que en el Parlamento Europeo forma parte del alicaído bloque de los Verdes.
"Emocionalmente, todos nos preguntamos cómo aguantamos", agregó.
Hasta hace muy poco tiempo, el cuadro era completamente diferente.
Al iniciar el ciclo político en 2019, la UE se había impuesto como una de sus prioridades avanzar hacia una normativa fuerte en materia ambiental y una transición verde en su matriz energética.
Esa visión ayudó a definir las principales normas adoptadas entre 2019 y 2024, como el Pacto Verde o la salida de escena de los automóviles con motor de combustión interna en 2035, para ser substituidos por modelos eléctricos.
Sin embargo, en las elecciones europeas de mediados de 2024 los Verdes perdieron su condición de cuarta mayor bancada en el Parlamento Europeo, arrollados por los generalizados avances de la derecha y la extrema derecha.
El impacto se sintió en toda Europa, inclusive en países con partidos ecologistas de larga tradición. En Francia, los Ecologistas quedaron escasamente por encima del umbral del 5% para tener eurodiputados.
En este nuevo cuadro político, la Comisión Europea -el brazo ejecutivo de la UE- cambió de prioridades.
Con una economía estancada y con la posibilidad real de una guerra comercial con Estados Unidos, la Comisión reafirmó la vigencia de sus principios ambientales, como el objetivo de la neutralidad carbono en 2050, pero pasó a concentrarse en la competitividad como prioridad absoluta.
En ese cambio de prioridades, la Comisión ha propuesto esta semana poner freno a ciertas políticas ambientales, para ofrecer una bocanada de oxígeno a la industria.
Así, el equipo de Ursula von der Leyen propone postergar un año y poner bajo revisión la normativa que impone al sector industrial los denominados "deberes de vigilancia".
Esa legislación exige que las empresas prevengan las violaciones a los Derechos Humanos o los daños ambientales en toda su cadena de producción, incluyendo a sus proveedores.
Otra propuesta reduce el número de empresas obligadas a aplicar una legislación que armoniza la manera en que las compañías publican sus datos sobre sostenibilidad, muy criticada por la patronal por la carga administrativa que representa.
La revisión de estas medidas aún estará sujeta a la aprobación del Parlamento Europeo y los Estados miembros.
- Salvar los muebles -
La danesa Kira Peter-Hansen, del partido Izquierda Verde, dijo que "en septiembre u octubre" percibió que el contexto político había cambiado por completo".
En 2019, ella había sido la más joven dirigente elegida diputada en el Parlamento Europeo.
"Como eurodiputados ecologistas, tenemos que preguntarnos si nos concentramos en 'salvar los muebles', recuperar lo que se pueda, o si nos sumamos a la oposición". Personalmente, ella optó por la primera opción.
La frustración de los Verdes es compartida por oenegés ambientalistas, forzadas ahora a adoptar una postura a la defensiva.
"Cuando analizamos el panorama político (...) la perspectiva de tener la más mínima propuesta legislativa sobre el clima es extremadamente limitada", lamentó John Condon, de la ONG ClientEarth.
Para Phuc Nguyen, del Instituto Jacques Delors, es posible que los Verdes aún no hayan tocado fondo.
Esto porque industriales de la UE piden que se remuevan todavía más normativas climáticas para poder enfrentar la competencia de Estados Unidos y China.
En el Parlamento Europeo, el ultraderechista francés Jordan Bardella pide abiertamente la suspensión de todo el Pacto Verde.
Para el eurodiputado centrista francés Pascal Canfin (que actúa en el bloque liberal Renovar Europa) hay iniciativas de tipo ambiental que claramente son "víctima de reacción anti ecológica", pero añadió que "no podemos decir que todo saltará en pedazos".
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