Manifestantes retrasan inicio del congreso del partido de extrema derecha alemán AfD

Miles de manifestantes obligaron este sábado a retrasar el inicio del congreso del partido de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD), organizado de cara a las legislativas anticipadas del 23 de febrero, constataron periodistas de AFP.

Las encuestas estiman que el AfD cuenta con una intención de voto de entre el 18% y el 21%, ocupando el segundo lugar por detrás de los conservadores de la CDU/CSU -con alrededor del 30%-, pero por delante de los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz (16%) y de los Verdes (13%).

Tanto la derecha como la izquierda excluyen formar alianzas con los ultraderechistas.

A gritos de "No a los nazis", los manifestantes se dirigieron al centro de congresos de Riesa, ciudad situada entre Leipzig y Dresde, donde la formación de extrema derecha se reúne durante todo el fin de semana para aprobar su programa electoral.

La policía estimó que al menos 8.000 manifestantes se congregaron ante el centro de congresos, cuyo acceso obstaculizaron momentáneamente a los delegados de Alternativa por Alemania.

Una vez que pudo arrancar el congreso, hacia el mediodía, es decir con dos horas de retraso, los alrededor de 600 delegados de la formación aprobaron por aclamación a su colíder Alice Weidel como candidata a jefa de gobierno en los comicios del 23 de febrero.

Los organizadores de la protesta informaron que las fuerzas de seguridad usaron gas pimienta y golpearon a los manifestantes, y afirmaron que más de 12.000 personas acudieron desde toda Alemania.

Dentro del centro de convenciones, el congreso echó a andar con condenas a los manifestantes.

Weidel felicitó a sus compañeros de partido por "plantar cara a la turba izquierdista", mientras que el otro líder del partido, Tino Chrupalla, acusó a los manifestantes de actuar como "antidemócratas y terroristas".

El programa, pendiente de aprobación, incluye en su borrador el abandono de la zona euro, retomar la energía nuclear y  aplicar mano dura en materia migratoria.

Pero el debate se anuncia acalorado en ciertos puntos.

Una de las enmiendas propuestas plantea una política de "remigración", lo que implicaría llevar a cabo campañas de expulsión de extranjeros residentes en Alemania.

También hay controversia en torno a los planes de la dirección de remodelar las juventudes del partido, consideradas por los servicios de inteligencia alemanas como un grupo extremista.

Sus miembros, de entre 16 y 30 años, han sido vistos en varias ocasiones coreando gritos racistas y reuniéndose con neonazis.

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