Qué saber acerca de las inundaciones que dejaron más de 200 muertos en España
MADRID (AP) — En cuestión de minutos, las inundaciones repentinas causadas por los intensos aguaceros caídos el martes en el este de España arrasaron con todo a su paso. Sin tiempo para reaccionar, la gente quedó atrapada en vehículos, casas y negocios. Muchos murieron y miles de vidas quedaron destrozadas.
Cinco días después, las autoridades han recuperado 217 cadáveres, 213 de ellos en la región oriental de Valencia. El domingo seguía la búsqueda de un número indeterminado de desaparecidos con la ayuda de unos 5.000 soldados.
Una multitud enfurecida en la ciudad de Paiporta arrojó lodo y otros objetos a al rey Felipe VI y la reina Letizia, al presidente del gobierno español Pedro Sánchez y a funcionarios regionales cuando los líderes realizaban el domingo su primera visita al epicentro de los daños causados por las inundaciones.
Miles de voluntarios están ayudando a los afectados a limpiar la densa capa de barro que cubre viviendas y calles llenas de escombros, mientras persisten los cortes de luz y agua y la escasez de algunos productos básicos. En el interior de algunos vehículos que el agua arrastró hasta formar pilas o estrellarse contra edificios, todavía hay víctimas mortales esperando ser identificadas.
A continuación, algunos datos sobre la tragedia:
El tren de tormentas concentradas en las cuencas de los ríos Magro y Turia y en el barranco del Poyo — donde localidades como Turís recibieron más de 630 litros/metro cuadrado en 24 horas— causaron un muro de agua que desbordó los cauces tomando desprevenidos a unos vecinos que seguían con su vida cotidiana. Muchos regresaban a casa tras su jornada laboral.
En un abrir y cerrar de ojos, el agua enlodada cubría carreteras, vías de tren y se metía en casas y negocios de pueblos en el cauce de los ríos y en la periferia sur de Valencia. Los conductores, con sus vehículos convertidos en lanchas, tuvieron que refugiarse en sus techos, mientras los residentes trataban de refugiarse en zonas altas.
Cuando las autoridades enviaron a los celulares la alerta que advertía a la población de la gravedad del fenómeno y les pedía quedarse en casa, muchos estaban en la carretera, trabajando o cubiertos de agua en zonas bajas o garajes, que se convirtieron en trampas mortales.
Los científicos que están tratando de explicar lo ocurrido en el litoral levantino ven dos posibles conexiones con el cambio climático causado por el hombre. Una es que el aire más cálido retiene y luego vierte más lluvia. Y la otra son los posibles cambios en la corriente en chorro —el flujo de aire sobre la tierra que desplaza los sistemas meteorológicos por todo el planeta-- que da lugar a fenómenos extremos.
Varios climatólogos y meteorólogos sostienen que la causa inmediata de las inundaciones es un sistema tormentoso de bajas presiones que se desprendió de una corriente en chorro inusualmente ondulada y estancada. Ese sistema se paró sobre la región y arrojó intensos aguaceros. Esto ocurre con tanta frecuencia que en España reciben un nombre específico, Depresión Aislada en Niveles Altos, o DANA, según los meteorólogos.
Y luego está la temperatura inusualmente alta del mar Mediterráneo. A mediados de agosto batió su récord en superficie, con 28,47 grados celsius, dijo Carola Koenig, del Centro de Riesgo de Inundaciones y Resiliencia de la Universidad Brunel de Londres.
El fenómeno se produce además tras la prolongada sequía que azotó al país en 2022 y 2023. Los expertos afirman que los ciclos de sequía e inundaciones aumentan con el cambio climático.
La costa mediterránea española está acostumbrada a tormentas otoñales que pueden provocar inundaciones, pero este ha sido el episodio más grave que se recuerda. Los más mayores en Paiporta, la zona cero de la tragedia, afirman que las riadas del martes triplicaron la de 1957, que causó al menos 81 muertos y era la peor en la historia de la turística región oriental. Esa riada provocó el desvío del cauce del río Turia, lo que ha permitido que gran parte de la ciudad se librase de esas inundaciones.
Valencia sufrió otras dos grandes DANA en la década de 1980, una en 1982, con una treintena de muertos, y otra cinco años más tarde, que batió récords de precipitaciones.
Con al menos 158 muertos, esta es además la tragedia natural más letal en la historia de España, superando a la riada que arrasó un camping junto al río Gállego, en Biescas, en la provincia nororiental de Huesca, y mató a 87 personas en agosto de 1996.
La gestión de esta crisis, calificada de nivel dos en una escala de tres por el gobierno de Valencia, está en manos de las autoridades regionales, que pueden pedir ayuda al gobierno central para que se movilicen recursos.
A pedido del presidente valenciano, Carlos Mazón, del conservador Partido Popular, el presidente del gobierno socialista, Pedro Sánchez, anunció el sábado que durante el fin de semana se incorporarán 5.000 soldados más a las labores de rescate, limpieza de escombros y reparto de suministros.
El gobierno enviará también a otros 5.000 policías nacionales a la región, agregó Sánchez.
Sobre el terreno hay ya unos 2.000 soldados de la Unidad Militar de Emergencias —la primera fuerza de intervención del Ejército ante catástrofes naturales y crisis humanitarias—, además de casi 2.500 agentes de la Guardia Civil, que han realizado 4.500 rescates durante las riadas, y 1.800 policías nacionales.
Cuando muchos de los afectados dijeron sentirse abandonados por las autoridades, una marea de voluntarios se lanzaron a la calle para ayudar. Cargados con escobas, palas, agua y alimentos básicos, en los últimos días miles de personas han recorrido varios kilómetros a pie para repartir suministros y colaborar en la limpieza de las zonas más afectadas.
Se espera que el gobierno de Sánchez apruebe el martes la declaración de zona catastrófica, lo que permitirá a los afectados acceder rápidamente a ayudas económicas. Mazón ha anunciado ayudas económicas adicionales.
El gobierno valenciano había sido criticado antes por la demora en el envío de alertas móviles, que llegaron a las 8 de la noche del martes, cuando algunos pueblos ya habían comenzado a anegarse, más de 12 horas después de que la agencia meteorológica española decretó la alerta roja por lluvias.
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Medrano reportó desde Madrid. El periodista de The Associated Press Seth Borenstein en Washington, D.C., contribuyó a este despacho.