Tristeza en Teherán tras la derrota de Irán ante Estados Unidos
Los iraníes estaban confiados en que repetirían el éxito de la selección que derrotó en 1998 a Estados Unidos, pero esta vez fueron 'las Barras y las Estrellas' quienes sumieron a la capital Teherán en un profundo silencio.
El ambiente festivo del viernes pasado, cuando la gente bailaba con sus hijos al hombro después de la victoria del Team Melli ante Gales, quedó como un recuerdo luego de la derrota 1-0 ante los estadounidenses.
La policía, uniformada o de paisano, estaba desplegada en gran número en los principales cruces y en las grandes arterias de la capital, mientras que las unidades antidisturbios estaban movilizadas para impedir toda manifestación hostil a las autoridades.
La tensión es extrema en Irán, escenario de un movimiento de protesta después de la muerte el 16 de septiembre de la joven Mahsa Amini (22 años), detenida por la policía de la moral en Teherán por, según esta, no haber respetado el estricto código de vestimenta impuesto por el régimen.
Este martes, las autoridades iraníes informaron de la muerte de más de 300 personas durante los altercados que siguieron a su muerte.
En una casa de la cultura al norte de Teherán, una veintena de familias estaban congregadas delante de una gran pantalla mientras los niños gritaban y agitaban banderas de Irán. Pero el gol en el minuto 38 enfrío los ánimos, aunque muchos aún confiaban en la remontada.
Lo que impresionó a Asghar Mohammadi, un comerciante de 50 años, llegado junto a su hijo, fue el buen ambiente sobre el terreno de juego, en un contexto de hostilidad entre ambas naciones.
"Muchos dijeron que este partido estaría contaminado por la política, pero nosotros solo vimos comportamientos amistosos entre jugadores en el terreno de juego. Cada vez que un jugador se caía, el rival le ayudaba a levantarse", añadió con satisfacción.
"Nuestros jugadores pelearon con todas sus fuerzas, especialmente en el segundo tiempo, pero es el fútbol y la suerte estuvo de su lado".
Pero aunque ese partido no se anunciaba como un duelo en la cumbre futbolística, el Irán-Estados Unidos fue uno de los puntos álgidos del Mundial-2022 en Catar por su vertiente simbólica y política, con mucho más que una clasificación a octavos de final en juego.
"Los políticos utilizan a menudo el fútbol como un instrumento político, pero en mi opinión el deporte no debe ser politizado", afirmó Amir Moradian, un topógrafo de 45 ans.
"Yo quería que Irán ganase el partido. Estaba triste por el resultado. Esta derrota entristece a la gente, es natural, pero no hay perder la esperanza y pensar en los próximos torneos", proclamó.
ap/sk/iga/mas
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