Alvar Aalto
Cómo llegar a expresar la esencia de la arquitectura y el pensamiento de Alvar Aalto parece ser el tema de la muestra que se exhibe en el Museo Nacional de Bellas Artes (Avda. del Libertador 1473, salas 14 y 15, hasta la segunda semana de mayo) sobre el legado del singular maestro finlandés.
A partir de tres conceptos básicos, espacio , forma y superficie , se articula la muestra organizando con visiones seleccionadas de uno o dos ejemplos en cada caso la idea por mostrar.
Así, una foto de detalle en color y de gran tamaño, la Municipalidad de Saynatsalo, introduce el concepto de espacio. Otras menores, mayormente en blanco y negro, se combinan con dibujos, de trazo muy sutil, para terminar de ilustrar la idea. Del mismo modo, la forma impresiona con la imagen de los ondulantes muros de cerámicos de la Casa de la Cultura, en Helsinki, a la que se suma la aún más serpenteante residencia para estudiantes en el MIT.
La superficie se resume con una imagen muy cercana de su vivienda experimental en Muratsalo y la Universidad de Jyvaskyla, ambas excelentes muestras de la manera peculiar de Aalto para combinar aparejos de ladrillos cerámicos de las más diversas dimensiones y texturas.
Como término síntesis, el nombre Aalto toma el lugar del concepto con el cual se exhibe una selección de dibujos y maquetas esquemáticas que dejan entrever la voluntad de demostrar su preocupación por estudiar la génesis de la forma desde su origen mismo. Cabe recordar que para el diseño de los lavatorios en el Sanatorio de Paimio estudió el ángulo que formaba el agua al caer para que el ruido no molestase a los internados.
No dar por sentado que todo está ya inventado lo llevó a elaborar los sistemas ingeniosos que aplicó en gran número de sus obras. Para eso debía estudiar en dibujos y maquetas sus ideas. Así lo exponen desde esquemas de planta con el trazado de los salientes de los cerámicos hasta el detalle de un mampuesto, en originales sobre calco. También, las maquetas en corte de estudio de estructuras de madera para cubiertas.
Absorbidos los conceptos, una sucesión de fotos -chicas y en galería- ofrecen la posibilidad de comprobar, en una recorrida bastante exhaustiva por su obra edificada, cómo se corroboran en cada solución individual.
Quizás el espíritu de la muestra se resuma en los cerámicos que se exhiben al ingresar en la sala: como documento testimonial, provenientes de la casa de Muratsalo, con diferentes formas, macizos y huecos, impactan por la sorpresiva realidad de comprobar que un maestro de la arquitectura podía ocuparse de diseñar un ladrillo.