Jujuy: Carlos Antoraz. Modelado en adobe
Fuera de los circuitos internacionales, una arquitectura con técnicas tradicionales demuestra su contemporaneidad
En estos tiempos se hace necesario precisar el alcance de una palabra, ya que voces como arroba y adobe vieron alterados sus significados por una tenaz aplicación en la informática. Hace décadas escribí un ensayo en el que señalaba al hornero como el primer autoconstructor de la pampa argentina. Ahora, al hablar del adobe, debería decir que ese pájaro es también el inventor de una masa compuesta por tierra cruda, paja y agua que, amasada adecuadamente, es un material apto para levantar paredes con cualidades singulares.
En Francia, donde se lo denomina terre cruite , hubo un revival de este procedimiento constructivo, al punto que se utilizan encofrados metálicos y apisonadores mecánicos para lograr paramentos de excelente terminación superficial. Con adobe "a la moderna" se levantan edificios de hasta 7 pisos.
En la Argentina, y fuera de estos circuitos internacionales, el arquitecto Carlos Cartucho Antoraz, genuino personaje de la cultura jujeña, se destaca nítidamente. Se graduó en Córdoba (FAU de la UNC) e instaló su estudio en la ciudad de Jujuy 35 años atrás. Pero fiel a su impulso, hace más de 15 que reside y tiene una filial de su despacho en Purmamarca, en la Quebrada de Humahuaca y dentro de la franja de 150 km de largo que la Unesco declaró recientemente Patrimonio de la Humanidad. Junto con una personalidad inquieta, talentosa e intuitiva, Antoraz cuenta con un bagaje profesional que lo hace único en la Argentina: lleva hechos casi 10.000 metros cuadrados de construcción en adobe. Se trata, por lo general, de viviendas individuales, posadas, hoteles y restaurantes en los que propone usos y lenguajes modernos sin renunciar a su esencia regional.
Cartucho y el adobe
Cada viaje a la Puna puede calificarse de inolvidable, pero si uno pasa por Purmamarca, Tilcara y Volcán, su recorrido será antológico. Y la experiencia se enriqueció, en mi caso, al alojarme en la hostería La Comarca y comer en el restaurante Los Morteros, proyectado y conducido por Antoraz y su mujer. Nada mejor que las imágenes para evaluar los espacios diseñados con espíritu contemporáneo y lenguaje ancestral: el adobe como material básico dialoga con la madera, el cardón, la alfarería, la piedra, los textiles. Todo esto, junto con el cristal y la luz artificial usada con efectos mágicos, crea espacios de gran sugestión y calidez donde de día la luz natural, filtrada por entramados de caña o paños de telar, produce en los recintos una atmósfera original y gratificante.
En materia de viviendas, vimos dos ejemplos: el conjunto Entre los Cerros desarrollado en un lote muy estrecho (22 x 70 m), se hicieron siete casas, y un área de servicios y vivienda del gerente, que sigue las pendientes del terreno con muros de aristas redondeadas y caras desplomadas, pocos ángulos rectos y pequeños agujeros.
Como prueba de versatilidad, Antoraz hizo una casa de fin de semana en Volcán. Allí usó la piedra como mampuesto y el adobe bolseado pintado con los colores de la Quebrada: bordó, naranja, marrón, amarillo. Las cabriadas están atadas con tientos de cuero y un encañado le da el toque a los cielos rasos. Los pisos son rústicos, menos en los cuartos, donde son de madera. Es la firma de Cartucho.