Una cosa es usar la razón, y otra muy distinta es exhibirla como una bandera
¿Quién imaginaría la irracionalidad como objetivo? Muy pocos arquitectos, seguramente. Nos imaginamos a un pintor como Salvador Dalí, con su gusto por el escándalo; difícilmente pensaríamos en un arquitecto. La arquitectura se construye sólidamente; ese trabajo demanda racionalidad.
Racionalidad, sin embargo, no es igual que racionalismo. Una cosa es usar de la razón, otra es ponerla por delante, exhibirla como una bandera. Y lo más curioso, muchas veces los llamados racionalistas han dejado de lado la satisfacción de necesidades racionales con tal de mostrar la racionalidad de sus proyectos.
¿En qué consiste originalmente esa racionalidad? Los tratadistas del siglo XVIII decían que era racional mostrar verdaderamente la construcción; uno de ellos, Laugier, sostuvo que solamente la construcción era esencial. Negaba de ese modo la misión de abrigo que la arquitectura tiene. En ese sentido, el racionalismo es un purismo de la construcción. En nuestro siglo, que termina, las banderas del racionalismo sirvieron para negar los estilos del siglo pasado, para reducir la forma de los edificios a lo mínimo, formas simples, cubos, prismas y cilindros, evitando toda ornamentación. Fue útil para separar de los estilos a la arquitectura del siglo XX. Desde 1930, Buenos Aires tuvo una arquitectura racionalista , la de los edificios de renta del Barrio Norte: blancos, desprovistos de toda decoración, con apenas unos listones donde antes iban molduras, pero cuidadosamente proporcionados y siguiendo los lineamientos de esas calles que son aún hoy de las más cotizadas del centro porteño.
Relatado de este modo, el racionalismo del siglo XX es también un estilo, llamado internacional en su momento. Este calificativo es justo, porque durante unos pocos años que van desde (quizá) 1923 hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, en varios países de Europa se difundió esta misma arquitectura, reconocible como moderna o cubista y hasta nudista , según quienes la calificaran.
En Alemania, después de 1933, fue tachada de bolchevique , y en la Unión Soviética de Stalin se la condenó por capitalista . Durante la guerra se expandió por los países que estaban al margen del conflicto: sólo Suiza en su continente de origen, pero en América se difundió, si bien lentamente.
No es necesariamente la racionalidad constructiva el rasgo dominante de este estilo del siglo XX ; más bien las superficies revocadas blancas y las aberturas de proporción horizontal lo caracterizan.
Suele usarse racionalismo como sinónimo de funcionalismo . Habría que revisar las feroces controversias entre funcionalistas y racionalistas (a quienes los primeros llamaban formalistas ) en los primeros congresos de arquitectura moderna para disuadirse de ello. Le Corbusier, en particular, rechazó enérgicamente la reducción de la arquitectura al simple uso; en esa medida fue un continuador de aquellos lejanos racionalistas del XVIII.
El autor es arquitecto, profesor titular de la Universidad de Belgrano.
En el diccionario
- En su clásica obra De Architectura , Vitruvio indicaba, en los umbrales de nuestra era, que "la arquitectura era una ciencia que podría comprenderse por la razón". Y el movimiento intelectual surgido en la primera mitad del siglo XX, bautizado como racionalismo , afirmaba que se debía buscar la solución más racional posible a todos los problemas del diseño.En su momento, el racionalismo fue una reacción frente al historicismo y un contraste frente al expresionismo y el art nouveau . Rótulos estos a examinar en próximas entregas.