Una propuesta de fin de siglo
Producto de las investigaciones del arquitecto Carlos Levinton, Eco-casa busca resolver a escala doméstica e individual problemas de alta complejidad, incluso los provocados por las últimas inundaciones
lanacionarPor lo general, cuando se menciona alguna proposición que se define como propia del siglo que se avecina, se adoptan imágenes de ciencia ficción. En el caso que hoy nos ocupa no se incluyen vistas aerodinámicas ni refulgentes superficies de acero inoxidable y cristal espejado.
El proyecto Eco-casa es el producto de largas investigaciones impulsadas por el arquitecto Carlos Levinton, en la Universidad de Buenos Aires y en su propio estudio, en conjunto con la Fundación de Organizaciones Comunitarias. Pensada especialmente para comenzar a resolver "mediante su generalización, los graves problemas actuales de contaminación de aguas en conurbanos de ciudades" -según palabras de Levinton-, la Eco-casa o casa-usina resuelve a escala doméstica, individual, problemas de alta complejidad originados por la expansión de problemas individuales no resueltos o mal resueltos hasta ahora.
Antes de entrar en detalles acerca de su proyecto, el arquitecto Carlos Levinton destaca que hay en él una serie de componentes diseñados sobre los principios expuestos por Florentino Ameghino y que se enmarcan en los diagnósticos del doctor Jorge Morello.
Ideas sumadas
El proyecto que hoy comentamos puede verse ya construido. Está en el primer Ecocentro Mapu Guernica, situado en Guernica, provincia de Buenos Aires, donde Levinton y sus colaboradores (arquitectos Dante Muñoz y Marta Yajnes, ingeniero agronómo Jorge Plante, licenciados Gustavo Bender y Agustín Rela, y doctora Susana Beloggio) se ufanan en invitar a quien los escuche.
Conviene advertir que la Eco-casa incorpora una serie de microcomponentes que entrenan al poblador para un despliegue y manejo didáctico de circuitos y procesos biológicos, químicos, físicos y ecológicos. Para entender esto mejor será describir algunos componentes del proyecto:
1) La usina de calor, que permitirá calentar o evaporar aguas contaminadas de la primera napa, para producir agua potable y eliminar el virus del cólera y otros gérmenes causantes de diarreas e infecciones.
Producirá también agua caliente y calefacción, ahorrará energía, permitirá cocinar y reducir el consumo del costoso gas de garrafa.
Calefaccionará el digestor de excretas y, como aspecto esencial, secará y regenerará la basura. Estas son sólo algunas de las funciones que cumple la usina de calor.
2) La Biotorre Verde es una verdadera planta vertical de reconversión de líquidos servidos en aguas ricas para riego. Esta agua enriquecida se suministra por goteo a un huerto vertical oxigenador que incrementa notablemente la superficie de cultivos verdes de la parcela.
En su base, las Biotorres cuentan con estanques con peces y camalotes para completar la biodigestión.
3) El invernadero, colocado sobre la Eco-casa, incorpora el techo como superficie útil para cultivos destinados a microgranja y agricultura urbana (AU). Se sigue aquí -señala Levinton- la experiencia chilena (Clades) de preparar la casa para producir cultivos de huerta y granja.
El invernadero recoge el agua de lluvia y la almacena, y a la vez produce el material necesario para el componente a incorporar al digestor.
4) El digestor transforma las aguas servidas en tierras tratadas para el lombricompuesto, en gas metano que alimentará a la usina de calor, y en agua para el proceso de oxigenación. El arquitecto es aquí terminante: esta solución -dice- terminará para siempre con los pozos negros contaminantes.
La Eco-casa produce parte de la energía que necesita, produce alimentos por vía de AU, produce fertilizantes y, como dato esencial, produce la potabilización de sus requerimientos de agua para consumo.
De actualidad
Los trabajos del Centro de Investigación y Transferencia de Tecnología Apropiada (Citta) adquieren en estos días una singular actualidad. "Con cierta sorpresa -señala Levinton- y en ocasión de las recientes inundaciones del Litoral, observé que cada componente de la Eco-casa podía aplicarse a los proyectos de reconstrucción de esas regiones." Enumera el arquitecto:
- la usina de calor, para potabilizar las aguas contaminadas y proveer calefacción y agua caliente quemando basura.
- el digestor, para evitar contaminar los suelos con pozos negros y producir gas metano y fertilizantes para los invernaderos.
- la hidroponía, para cultivar hortalizas y alimentos en agua aprovechando la carga de abundantes sedimentos que arrastran.
- los invernaderos, para desarrollar cultivos intensivos de alimentos y optimizar la energía y fotosíntesis.
- la Biotorre, para filtrar, oxigenar y descontaminar las aguas y producir por hidroponía cultivos y piscicultura.
Lo llamativo es que, en efecto, todos estos componentes pueden incorporarse al problema de los inundados. "Por eso hemos pensado un proyecto con la idea de producir las soluciones en cada pueblo, y en el proyecto Reconstrucción Litoral se comienza a preparar y desarrollar ese conjunto de respuestas con el impulso de la organización de los Veteranos de Guerra de las Malvinas."
Coherente con sus principios, su sistema de construcción aplica cubiertas, caños y revestimientos fabricados con plástico reciclado de la basura clasificada; paneles aglomerados con restos de envases Tetrabrick y madera de desecho (para mesadas, puertas y cielos rasos), y botellas recicladas de vidrio para formar los muros Trombe adecuadamente orientados.
La casa como un aula
El arquitecto Levinton, además de dirigir el Centro Experimental de la Producción, y la cátedra de Construcciones de la carrera de Arquitectura de la UBA, se presenta como un "intenso investigador interesado por la filosofía, la antropología y la física cuántica, y muy comprometido con qué hacer frente al devenir de las ciudades en los próximos 20 años".
De los estudios que habría realizado se desprende que tan sólo dentro de dos décadas "los habitantes de las ciudades padecerán la escasez de agua potable debido a la contaminación de la napa freática", sufrirán las consecuencias "del actual despilfarro de la energía", y que, además, el "poder estará intrínsecamente relacionado con el conocimiento muy por sobre el capital económico".
-¿La Eco-casa es el sueño de la casa autosuficiente?
-No exactamente. Yo ingreso en el mundo de la manufactura por otra vertiente ideológica, la de popularizar la ciencia y la tecnología para América, provocando un gran avance en lo educativo y lo científico a partir del manejo de los elementos básicos para la supervivencia. Es decir, manejando biología básica, física y química, y con el uso de la casa como un aula.
-¿Cómo resuelve los problemas de contaminación?
-Es dramático el ejemplo de la ciudad, que transporta los excrementos a grandes distancias mediante agua potable y fuerza motriz y filtrando líquidos servidos en la napa durante su recorrido.
Aquí la idea es educar al tejido social con otro sistema básicamente mucho más solidario y colectivo, armando comunidades por manzana o por barrio, demostrando que se puede manejar la contaminación ambiental y producir agua potable, gas metano y calor reciclando desperdicios orgánicos.
De esta forma se entiende que la tierra no es un regalo y que podés programarla con esta computadora, posibilitando un diálogo entre la familia y los chicos, donde la escuela interviene como guía.
-¿Cómo es esto?
-La Eco-casa funciona como un sistema que imita los equilibrios del aparato digestivo, basado en la articulación de procesos metabólicos por liberación de calor. Es, en definitiva, un gran ejercicio de manejo de temperatura.
-¿Cuál es el ambiente propicio para el desarrollo del programa?
-Por ejemplo, las inundaciones proveen un buen campo para la creatividad en este sentido, debido a que está todo por hacer.
La biodiversidad no son yuyos y nada más, es básicamente la explosión de la cultura. En 20 años va a cambiar todo bestialmente, debido a que se duplicará la población mundial y el grueso va a ser gente humilde y joven.
Entonces, si uno piensa que todo va a cambiar, vale la pena empezar ahora; por eso es mentira que han muerto las ideologías y que no se puedan generar nuevos proyectos.
-¿Cuál es su visión de país?
-Creo que hay que rehacer lugar por lugar, reconstruir el tejido solidario, con campos propicios para que la gente cree nuevos valores, una ética.
Para eso hay que zurcir cosas que han quedado cortadas del pasado como los mitos populares, para poner al día los sistemas de conocimiento básicos que dan respuesta a problemas como el hambre, el agua, las inundaciones y la marginalidad.
Esto no quiere decir que el Ecocentro resuelva una cosa tan vasta, pero a diferencia de los ecologistas, que salvan el verde, esto repara de otra manera, recreando puentes entre mito, filosofía y ciencia.
La gente necesita del mito, y creo que los busca en cualquier cosa, porque necesita desarrollar una fe, pero no tiene bien claro en qué.
-¿Qué relación tiene el tema mitológico con esto?
-El mito, según el físico cuántico Gellman, condensa conocimiento a grado extremo, como una semilla.
La gente perdió conexión con lo mitológico, y si uno pretende volver a construir un saber popular, armar proyectos donde todo el mundo sepa ciencia y tecnología, que es la herramienta clave, entonces habría que empezar por rescatar los núcleos de conocimiento fundacionales de América.
Aplicado a la arquitectura, pienso que ésta debe crear nuevos centros de gravedad, ejes a modo de los ceques incaicos, esos puntos de convergencia de energía (cuya base de fundación es el agua), que en un extremo refiere el nacimiento del eje, y que lo refiere a una identidad familiar, que quiere decir que vos podés avanzar pero siempre tenés que tener una vía para conectarte al pasado, hacia los factores que tienen que ver con el origen, donde la gente puede iniciar rituales, por ejemplo, viendo en la torre de la Eco-casa algo más que una solución funcional que la de potabililizar agua.
Por otro lado, en el estudio del mito de Rodolfo Kush, en una de las narraciones del Popol Vuh, en las andanzas de los hermanos gemelos, encuentro un montón de claves para poder diseñar estrategias de supervivencia, que explican el desarrollo sustentable a partir del lenguaje y la construcción simbólica, con una organización geométrica.
-¿De dónde nace su propuesta?
-Al analizar los estudios aimaráes del filósofo y antropólogo Rodolfo Kush, acerca de religión sincrética y, sobre todo, el estudio de las fuentes de conocimiento vernáculo, científico incaico y maya, y la ciencia de la complejidad, empecé a ver que tendrían un posible puente de conexión.
-¿Cómo surgió esta idea?
-Hace años que asumí, junto a los alumnos y profesores de mi cátedra, el desafío de trabajar en el conurbano. Así conocí a Alicia Schoijet, presidenta de la FOC, una fundación de mujeres que opera en Lomas de Zamora, y que tiene organizaciones de base.
Además poseo experiencia por haber trabajado en las inundaciones del 86.
Por Federico Prack
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