Náutica. Bitácora
Entrenador
Nunca conviene ser el entrenador de su propio perro de caza, salvo que se posean sólidos conocimientos al respecto. Hay especialistas, cuyos honorarios no son nada elevados, que son capaces de realizar la tarea a plena satisfacción de ambos personajes: el perro y el propietario.
Pan negro
El pan negro es muy buena carnada para bogas y armados, pero tiene el inconveniente de deshacerse con facilidad en el agua, más aún si hay corriente. Para que ello no ocurra hay que amarrarlo al anzuelo, sin pincharlo, por medio de un hilo de coser muy delgado.
Lindos colores
Hay especialistas en la pesca del pejerrey que sostienen, no sin una buena dosis de experiencia acumulada, que la flecha de plata muchas veces se decide a tomar la carnada guiándose solamente por su color. En plaza se consiguen colorantes aromatizados, con muy diversos tonos, con los que pueden pintarse morenitas y mojarras e incluso las lombrices.
Carnadas bailarinas
Una carnada estática generalmente no provoca al pez. Conviene ligar los anzuelos a las brazoladas con un nudo que los deje libres, para que se agiten como badajos de campanas, y asimismo colgar de ellos tiritas de carnada blanca solo enganchadas por un extremo, con una simple pasada.
No tan lleno
Un error común en los pescadores inexpertos es cargar de cebo el anzuelo con el fin de que no se vea. Lo importante no es eso, sino que la carnada no obture la chuza, so pena de perder irremisiblemente el pique.
Sin cuernitos
En el mar, pescando con almeja, no hay que perder el tiempo encarnando los cuernitos en el anzuelo, en la esperanza de que a los peces les gusten. Definitivamente, los detestan. (Nello Principi).
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