El tercer jueves de marzo de cada año ha sido instituido como el Día de la Seguridad Peatonal, fecha que se registró anteayer en 2019.
Sin duda, el peatón es el actor más vulnerable del tránsito. Según estadísticas mundiales difundidas por la Asociación Civil Luchemos por la Vida, mueren unos 270.000 peatones por año en todo el mundo, mientras que en nuestro país se estima que el año pasado fallecieron 1600 personas arrolladas por vehículos. Un estudio de dicha institución afirma que solo el 10% de los conductores respeta la prioridad del peatón.
La Ley de Tránsito N° 24.449 lamentablemente no es demasiado taxativa en cuanto a esta prioridad. En su Art. 41 – Prioridades dice: "Todo conductor debe ceder el paso a… e) los peatones que cruzan lícitamente la calzada por la senda peatonal o en zona peligrosa señalizada como tal; debiendo el conductor detener el vehículo si pone en peligro al peatón". No es una norma suficiente: deja casi todo librado a la buena voluntad.
Esto, en un tránsito en el que conductores y peatones se mueven con un alto grado de distracción (celulares, auriculares, etcétera), en el que muchos no respetan siquiera las reglas más estrictas, donde la infraestructura (cruces de bajo y alto nivel), semáforos y señalización es en muchos casos confusa, ambigua o inexistente, no es muy difícil que haya demasiados peatones atropellados.
Los conductores particulares debemos tomar conciencia de esta vulnerabilidad de los peatones (a los que hay que respetar incluso si no están cruzando en forma debida), pero los profesionales deben ser no solo concientizados sino también controlados y sancionados: es muy común observar cómo las unidades del transporte público de pasajeros doblan en forma riesgosa sin permitir el cruce de los peatones.