El Salón del Automóvil de San Pablo se está desarrollando en esta oportunidad en un contexto difícil para la industria automotriz brasileña y, por extensión para la nuestra. En esta coyuntura, esto se refleja en la caída de la producción local por la ostensible baja de las ventas en Brasil. De ahí también la gran oferta de 0 Km que hay en nuestro país hoy.
Lo concreto es que hasta finales de octubre se llevan vendidos en Brasil 1.667.832 vehículos. Perecen muchos frente a nuestra escala, pero no para el mercado brasileño: en el mismo período de 2015 se habían matriculado 2.111.459 unidades, lo que significa una caída del 21%. Para más datos, en 2014, en los primeros diez meses del año se patentaron en Brasil 2.833.333 vehículos, por lo que, lejos de detenerse, el descenso del mercado brasileño es sostenido.
La industria automotriz argentina tiene como principal cliente a Brasil. Por lo que la caída de ventas allí, repercute en la producción acá. Así, a finales de octubre de 2016, la industria nacional produjo 385.727 unidades contra 449.694 en idéntico período de 2015; es decir, una caída del 14,2%. Esto significa que varias empresas (con diversa magnitud) recurren a la suspensión de personal y de las jornadas para paliar su situación.
La solución obvia es conseguir nuevos mercados para nuestros productos, pero la realidad es bastante más complicada, porque hay muchos países que fabrican automóviles y compiten, costos mediantes, con mejores precios que los nuestros.
No obstante, en los próximos dos años entrarán en producción las pickups de Nissan, Renault y Mercedes-Benz, así como otros proyectos no tan avanzados. Más allá de esto, sería bueno hacer planes y programas para que cuando Brasil estornude la Argentina no tenga neumonía.