Náutica. Para cuidar el físico
Una pelota inflada puede ser golpeada a voluntad sin mayores consecuencias, porque el aire es altamente compresible y esa característica amortigua el impacto.
No es el caso similar a patear una pelota llena de agua, porque eso equivale a darle un puntapié a un ladrillo, con las previsibles consecuencias físicas.
Cuando, ocasionalmente, un conductor de lancha o moto de agua es despedido de ellas, atraviesa una porción de aire sin mayores dificultades, pero al acuatizar, y muy especialmente si lleva alta velocidad, se encontrará con que el agua poco o nada colabora abriéndole paso, de modo que va a rebotar contra la superficie en forma no muy diferente a aterrizar en una pista de concreto.
Aminorando los golpes
Por lo tanto hay dos elementos que debe calzar, por lo menos. Un casco tipo motociclista y un salvavidas, no de diseño común y convencional, sino sumamente reforzado, tanto en la tela y costuras como con correas y hebillas diseñadas específicamente para la actividad motonáutica.
Un salvavidas de este tipo también es recomendable para quienes practican esquí, dado que, en especial con los principiantes, un revolcón de vez en cuando forma parte de la actividad.
Lógicamente, golpearse contra el agua dura no produce escoriaciones o heridas superficiales, pero sí traumatismos varios y moretones superficiales.
Por eso es válido utilizar un tercer elemento, un traje adecuado. En motonáutica se utilizan unos monos ligeramente acolchados, pero para esquí seguramente es mucho mejor una vestimenta tipo neoprene de 4 a 6 milímetros, con la ventaja adicional de la protección térmica que brinda, muchas veces deseada incluso en pleno verano.
lanacionar