Pensado para la familia
Está basado en la plataforma del Xsara berlina. Tiene un bello y moderno diseño. No nos conformó el tablero de instrumento con información digital
El Citroën Xsara Picasso poco a poco se fue metiendo en el competitivo segmento de los monovolúmenes compactos y, a fuerza de un muy buen equipamiento, confort y notable mecánica, ganó uno de los lugares de privilegio en la preferencia del público.
Desarrollado a partir de la plataforma del Xsara, no es ni el más largo ni el más ancho de este conjunto de monovolúmenes, pero sí es el más moderno. Muestra una imagen aovada, con una línea, casi un semicírculo perfecto, que parte de la trompa y culmina en el sector posterior, mostrando amplias superficies vidriadas.
Al abrirse el portón trasero, deja una amplia boca de carga y revela un baúl grande, de superficie plana y con una capacidad que va desde 550 hasta más de 2300 litros, si se rebaten los asientos traseros. El detalle lo brinda un maletín acoplado, que al armarse toma la forma de un changuito, en el que se pueden transportar bultos de hasta 18 kilogramos. Muy original y práctico.
Está impulsado por el moderno turbodiesel de 90 CV, con tecnología common rail, que resulta adecuado para este tipo de vehículo, destinados al transporte de la familia, sin expectativas deportivas.
Medido para lo que está destinado, el propulsor mueve sin inconvenientes el monovolumen de algo más de 1300 kilogramos.
Las aceleraciones son suaves, pero sostenidas y se revelan más picantes arriba de las 1900 vueltas, que es el momento en el que el turbo entra en acción.
La caja con relaciones largas no ayuda a obtener mejor dinamismo, ya que al realizar los cambios el motor queda en un régimen bajo.
El consumo es contenido; se logra un muy buen promedio de algo más de seis litros para moverse por la ciudad y la ruta, con una notable autonomía de 950 kilómetros para la misma media.
Grata sorpresa
El comportamiento dinámico nos deparó una grata sorpresa. El esquema de suspensión, tirando a durita, y la distancia entre ejes, más amplia que todos sus rivales, le otorgan una estabilidad más cercana a la de una berlina. Estas características hacen que no se sienta demasiado el balanceo de la carrocería (rolido), típico en los vehículos con el centro de gravedad más elevado, al tomar las curvas.
En las rectas va firme, bien pegado al piso, y entrega en todo momento una buena sensación de estabilidad. En la ciudad se mueve bien en el tránsito y no tiene inconvenientes para pasar por baches o lomos de burro por el buen despeje. La única penalización es moverlo en espacios reducidos porque tiene un diámetro de giro pobre.
En la seguridad, el doble parante, que deja un triángulo de cristal entre la ventanilla y el parabrisas, complica la visión, sobre todo hacia las diagonales. Aparte de esto, el equipamiento de este segmento es muy bueno; se destacan los airbags frontales y laterales delanteros; los cinturones de seguridad inerciales con pretensor pirotécnico delanteros y los traseros de tres puntos; las barras laterales de protección; el sistema de corte de alimentación en caso de choque, y las fijaciones Isofix para asientos de niños, entre otros elementos.
Los frenos, de discos ventilados delanteros y tambores traseros con el sistema ABS y de regulación electrónica de la fuerza, se mostraron muy eficientes.
El precio guarda buena relación con el producto. Por diseño exterior, comportamiento dinámico, comodidad interior y, sobre todo, economía de uso, el Picasso es una más que atractiva opción en este segmento.
Confort: mucho espacio y buen equipamiento de serie
El interior es sumamente confortable y espacioso, con una longitud y anchura sobresalientes. El diseño es simple y efectivo: dos butacas delanteras y tres traseras, con la posibilidad de adelantar la central o rebatirla para convertirla en una mesita. Tiene numerosos espacios portaobjetos visibles y otros escondidos debajo del falso suelo de los asientos traseros. Los materiales usados y las terminaciones dan la sensación de buena calidad.
La posición de manejo es fácil de encontrar por el sistema basculante de la butaca y la posibilidad de modificar la altura del volante.
El instrumental es lo que menos nos gustó. Está colocado en una consola, no en el frente, sino en diagonal a los ojos del conductor.
No tiene cuentavueltas y la velocidad se advierte por intermedio de una pantalla digital con números inmensos, que en las aceleraciones no muestra exactitud, ya que va saltando, a veces hasta cinco kilómetros, de 98 a 103, para graficarlo con un ejemplo.
Los asientos son cómodos y tienen buena sujeción. Nuestra unidad contaba con el equipamiento full y tapizado de cuero. De serie, trae levantavidrios eléctricos, aire acondicionado, dirección asistida, espejos exteriores eléctricos y computadora de a bordo. Todos estos elementos, sumados al muy buen equipo de audio con radio AM/FM con CD y seis parlantes, y una apreciable insonorización, aportan una muy agradable y descansada vida en su interior.