La alta temperatura en los motores provoca roturas de gran magnitud. Pero tampoco es bueno que sean forzados en frío, en especial cuando se arranca el motor.
- Los propulsores actuales tienen un rango adecuado de temperatura de entre 90 y 95 grados. Por lo tanto, no es bueno castigarlos antes que lo alcancen.
- Estos motores están dotados con sistemas de inyección de combustible electrónica. Por eso hay una regla de oro: dar arranque sin acelerar, porque esto confunde al módulo electrónico que, por sí solo, es capaz de aportar el combustible necesario para cada situación de marcha, incluido el arranque en frío (factor que hizo desaparecer el cebador manual).
- Las aceleradas bruscas en frío provocan, además, que las piezas en fricción (pistones, paredes de cilindros), válvulas, turbocompresores, etcétera, trabajen forzadamente sin la debida lubricación. Tenga en cuenta que el aceite en reposo en la parte inferior del motor (carter) tarda unos cuantos segundos en llegar a los citados elementos.
- Luego, tras apagarse la luz testigo de la presión de aceite, inicie una marcha moderada hasta que todos los elementos del auto (motor, transmisión, neumáticos, frenos, etcétera) alcancen su temperatura óptima de funcionamiento.
- Al menos una vez semana vigile el nivel del aceite. Este no sólo sirve para lubricar el motor, también cumple una función de enfriamiento de los metales en fricción. No olvide cambiarlo periódicamente, igual que el correspondiente filtro (por lo general, cada 10.000 kilómetros).
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