La tradicional marca británica llega a nuestro país con el Phantom, el primer modelo fabricado por el grupo BMW
Pocos automóviles tienen tanta fama como el Rolls-Royce. Desde 1904, la marca británica construyó una imagen que hoy se reconoce en todo el mundo. El "auto perfecto", como se lo conoce desde hace años fue testigo de historias dignas de las mil y una noches. Desde la semana próxima la marca estará oficialmente presente en la Argentina, y unos pocos, muy pocos, podrán darse el gusto de tener el último modelo de la casa: el Phantom.
En la rica y dilatada historia no todas fueron rosas. Después de años de esplendor, la empresa Rolls Royce Bentley Motorcars se hundió en medio de la crisis de la industria automotriz británica, y fue comprada por Volkswagen en 1998. Pero la operación tenía una cláusula por la que BMW podía reclamar la marca Rolls Royce. Así lo hizo y en 2003, después de 72 años, Bentley quedó formando parte del grupo VW y Rolls Royce, junto con MINI, forma parte del grupo BMW.
Y allí comenzó el resurgimiento. Desde una fábrica totalmente nueva levantada en Goodwood, Inglaterra, los autos que llevan la estatuilla Spirit of Ecstasy (una dama inclinada) en su radiador volvieron a ocupar el lugar de privilegio que siempre tuvieron entre los usuarios más exigentes del mundo, incluidos reyes y sultanes.
Asistimos a la presentación internacional del Phantom en 2003 en California. Obviamente, incorpora la más moderna tecnología pero en este caso se combina con las terminaciones artesanales propias del linaje Rolls-Royce.
¿Algunos ejemplos? En el centro de las ruedas tiene cubos especiales para que siempre puedan leerse las siglas RR; la estatuilla se guarda automáticamente en la parrilla con solo apretar un botón; el tapizado está realizado con 16 cueros vacunos para el tapizado, y entre las terminaciones interiores se puede elegir, entre otras maderas, caoba labrada de Africa; nogal, arce o tulipero de Estados Unidos, o roble veteado y olmo de Europa.
Mide casi 6 metros de largo y pesa casi 2500 kilogramos. Bajo el capot tiene un motor V12 de 460 CV que le permite legar a 240 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en menos de 6 segundos.
Más larga y pesado que una 4x4 pero con performances de un deportivo, tiene demás todos los elementos de confort imaginables como bar, audio de alta fidelidad (con 15 parlantes y apertura automática de las puertas traseras, lugar donde además de aloja un paraguas especialmente diseñado que el chofer abrirá oportunamente para que el pasajero no se moje.
Entre algunos de los clientes famosos del nuevo Phantom está el sultán de Brunei (dicen que tiene más de 10) y el hotel 7 estrellas Burj al Arab, en Emiratos Arabes, incorporó dos nuevos modelos a su flota de 10 Rolls-Royce para trasladar a sus huéspedes hasta el aeropuerto.
Al primer Phantom, se sumaron luego una versión de chasis más largo y las última novedades son el Drophead Coupé (un convertible de dos puertas y cuatro plazas) y la próxima versión del Phantom blindado. Desde su lanzamiento, ya se vendieron 3000 unidades.
Obviamente, quien quiera tener un Rolls-Royce deberá pagar por él. En España el precio del Phantom arranca en 420.000 euros. Acá, obviamente, costará un poco más.
El famoso Rolls-Royce psicodélico de John Lennon
Este Phantom V fue comprado por John Lennon en 1965. Pero dos años después, cansado del color original, el Beatle encargó una decoración psicodélica. Ya pintado, Lennon circulaba por Londres cuando, en una esquina, una mujer mayor golpeó el auto con su paraguas. "¡Eso no se le hace a un Rolls-Royce!", gritó muy indignada la dama.
Pruebas de manejo
La experiencia única de viajar en el Phanton
En 2003, Rolls-Royce eligió los paisajes de Santa Bárbara, California, para la presentación internacional del nuevo Phantom, donde LA NACION fue el único medio latinoamericano invitado.
En verdad, fue un test drive distinto de todos. ¿Por qué? Porque a diferencia de otras máquinas maravillosas que manejé, en ésta la verdadera prueba no había que realizarla sentado en la butaca del conductor, sino en los asientos traseros.
La experiencia fue única. Manejándolo, me sorpendió el comportamiento deportivo de un auto de semejante porte. Pero, alternándome con otro colega español, realicé buena parte del recorrido cómodamente instalado atrás (un verdadero living sobre ruedas), que, en verdad, es el espacio que aspira a ocupar quien se compra un Rolls.
Pude disfrutar de un viaje exquisito, con un sonido de audio maravilloso, rodeado por cuero y madera de primerísima calidad, y con la suavidad que uno imagina debe tener una alfombra voladora.