Panorama. Una industria desarmada
Por Martín Boerr
Suena increíble, pero en los años cincuenta Rolls Royce contaba con campos y vacas para producir el cuero de los asientos de sus modelos. Hoy, las terminales se convirtieron en ensambladoras de piezas fabricadas por terceros. Las autopartistas siempre existieron, pero ahora tienen más poder que antes en este negocio. Algunas, claro está.
Es que la industria nacional de autopiezas está en crisis. Las razones: en parte porque no son competitivas y en parte porque no pudieron serlo (Pyme con dificultad para acceder a la tecnología y al crédito); hoy las piezas de alto valor agregado son importadas de Europa, Estados Unidos y hasta Brasil. De las 400 autopartistas que están en el país -según la Asociación de Fábricas Argentinas de Autocomponentes (AFAC)-, solamente un puñado puede jactarse de que le va bien. Son empresas con respaldo internacional como Magnetti Marelli (de Fiat), Sistemaire (de Ford) y la norteamericana Dana o la alemana Bosch.
Algunas de estas compañías, en sus países de origen participan del diseño de los autos junto a las terminales. Así, generan tecnología que luego venden al resto del mundo a través de sus filiales.
"Además, las terminales sólo le compran a la compañía que diseñó esa pieza; esto se llama follow source", dijo a La Nación el ingeniero Jorge Pittaluga, de RB.
Así, los autopartistas locales están resignados a tener una participación marginal en la fabricación de automóviles. Esto perjudica al país, por cuanto significa menos empresas, que pagan menos impuestos, generan menos trabajo y menos exportaciones.
La AFAC pelea en este momento para que el régimen automotordel Mercosur contenga una cláusula para asegurar una cuota mínima de producción nacional. Se trata de un mínimo de piezas argentinas por un total del 30 por ciento del valor del vehículo en puerta de fábrica y antes de impuestos. La aspiración, aunque humilde, todavía está lejos de ser aceptada. Otra opción sería volver a los años 50 y proveer el cuero para los tapizados de los asientos de todos los autos del mundo. En estas latitudes, campo y vacas sobran. Todavía...
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