Vender automóviles no es una cuestión sólo de hombres
El concesionario Honda Pilar cuenta en su staff con varias mujeres en áreas que parecían exclusivas para los varones
Hola. ¿Podría hablar con un vendedor?
-¿Puede ser con una vendedora?
-Sí..., no hay problema.
Tal vez éste sea el comienzo de muchas conversaciones que mantienen las cuatro vendedoras del concesionario Honda Pilar, que con profesionalismo y seguridad junto con siete hombres conforman el exitoso equipo de venta que lo han mantenido líder en el sector.
Desde 2006 las mujeres se han incorporado al área de ventas y "aunque el rubro de los autos ha sido muy machista, el tener mujeres ha cambiado la cara del equipo. La mujer genera confianza cuando viene un cliente tanto hombre como mujer. Tiene un punto de vista distinto y vende, así se elimina el machismo. Ellas son muy importantes en la economía del mundo y tienen derecho a trabajar en esta área. Además lo hacen muy bien. De hecho, los mejores números en venta los tiene una mujer. Son prolijas, responsables, persistentes y nos han dado muy buenos resultados. También tenemos una mujer en la recepción del taller. Ella es directa, acorta los plazos, es espontánea y segura", dijo el gerente general de Honda Pilar, Gustavo Velázquez.
Las exigencias son parejas para el equipo de ventas. Recibe la misma capacitación, trabaja igual cantidad de horas y maneja las mismas herramientas de venta. La diferencia se da cuando cada uno debe enfrentar al cliente y sus necesidades.
Los motivos que acercaron a la venta de autos a las mujeres son diversos. Así, Silvina De Santi (de 34, un hijo) recuerda: "Viví en España cuatro años, allá fui secretaría en un concesionario, luego pasé al área de venta de autos importados y trabajé en Opel y Kia. Al volver a Buenos Aires en 2007 vine con mi papá a comprar un auto y dejé mi CV, me llamaron y empecé a trabajar. Mi primera venta fue un Accord a un señor mayor muy piropeador a quien acompañé a una prueba de manejo. Le gustó el auto, volvió una segunda vez y finalmente a la tercera visita vino con el socio y cerramos la operación. Antes se sorprendían los clientes cuando los atendía una mujer, pero hoy estamos en todos lados".
De igual manera, Anahí Pelin (de 25 años, padres y dos hermanos) dice que antes de este trabajo "estaba en una distribuidora de aluminio y vine acá a realizar ventas mediante Internet durante dos años (superan las 20 unidades por mes). Se dio la posibilidad de trabajar en el salón de ventas y comencé. Estoy muy cómoda en esta empresa y quiero seguir en el rubro por mucho tiempo. Me gusta vender autos, es una necesidad laboral, pero es también un placer hacerlo. Mi primera operación la hice a un cliente conocido mediante la venta por Internet".
Sensaciones y ventas
Aunque tienen una sensibilidad diferente y una atención tranquila al cliente, las vendedoras son competitivas y señalan que lo son en el buen sentido porque lo hacen con sí mismas para lograr el mejor trabajo y las ventas. "Empecé acá porque vine a dejar en venta una CR-V que tenía. Había terminado la carrera de Comunicación Social y pregunté por una posibilidad de trabajo y me la dieron. No sabía nada, pero aprendí de los productos, me sentí segura, salí al salón y empecé a vender. La primera operación fue un auto mediante financiación que tiene más detalles, pero el cliente tuvo paciencia y lo logré. Hoy el vendedor de autos es dinámico, conoce, es culto y eso genera más confianza en el cliente. Este trabajo me ha enseñado a entender al cliente como persona y cómo cerrar una venta", comenta la vendedora Andrea Parvis (de 40 años, dos hijos).
Ser vendedora de autos dejó de ser tabú y se reconfirma cuando, además, la juventud arremete. Con 22 años, Xoana González Fernández (tiene padres y un hermano) ha liderado dos veces las ventas en el local, pero en sus inicios ofrecía crédito en una financiera. Casualmente dejó su CV en el concesionario y cuando la convocaron "no dudé un segundo en trabajar acá, desde el primer día quería vender un auto. Así vino una señora y al tercer día concreté la operación, fue fácil. Tengo una buena relación con las mujeres y los hombres se sienten tranquilos cuando les muestro los productos".
Según el gerente, los clientes disculpan algún error si lo cometen las vendedoras y si no tienen experiencia, más. Aunque ellas reciben presentes como agradecimiento, el máximo logro ha sido "obtener el respeto y comprobar que vendemos no por la cara linda, sino porque estamos preparadas para hacerlo", dijo Parvis.
En cuanto a Roxana Biagioni (de 23 años, padres y hermano) llegó a Honda Pilar porque en otro concesionario tuvo que cubrir a un compañero en el área de recepción de autos en el taller mientras estaba en el área administrativa. Al presentar su CV con esta experiencia entró a cubrir este puesto junto con dos compañeros. "Me gusta este rubro, mi papá es mecánico y sigo conociendo de autos. Nunca tuve conflictos con mis compañeros del taller y cuando viene un cliente enojado y se encuentra conmigo, baja los ánimos y le tomo el pedido. Debo resolver el problema del cliente y cada día me voy a casa tranquila porque he hecho lo mejor."
Finalmente, como se proyecta un crecimiento del mercado, el gerente apunta a tener en un futuro un grupo de venta con igual cantidad de uno y otro sexo. "La actitud para aprender y la garra al vender hacen de estas mujeres seres muy destacados que armonizan el grupo. Pero la diferencia del concesionario parte de la atención que todo el personal ofrece a los clientes junto con los servicios de taller y otros como el sector para niños, la barra, las cámaras en vivo o el lugar para estacionar", concluyo Velázquez.