El martes último, en la autopista Panamericana y Champagnat, más exactamente en el km 54 del ramal Pilar mano a Capital Federal, un joven de 29 años fue atropellado en la traza principal. La víctima, que falleció en el acto, se llamaba Claudio Rodríguez y tenía 29 años, según informó el site pilardiario.com. La misma fuente indica que varios llamados habían advertido de la presencia de una persona corriendo sobre la cinta asfáltica, por lo que efectivos policiales y una ambulancia del SAME se dirigieron al lugar, aunque llegaron cuando Rodríguez ya había sido atropellado. ¿Un hecho aislado? Para nada, sin ir más lejos, el domingo último por la tarde, en El Pato, sobre la autopista Buenos Aires-La Plata tres jóvenes estaban en el guardrail divisorio de ambas manos y uno inesperadamente cruzó los carriles riéndose con sus amigos como si jugarse la vida fuera broma.
Mucho hincapié se hace entre expertos y autoridades de la seguridad vial respecto de la responsabilidad de los conductores para cumplir con las normas de transito y las sanciones a aplicarles. ¿Y qué pasa con los peatones y los ciclistas en una autopista, lo que está claramente penado por la ley? ¿Qué tipos de controles se ejercen en las vías más rápidas? Ninguno.
Está claro que hay una gran responsabilidad individual, aunque no todos parecen comprender este factor vital. Pero si el único control es un cinemómetro que mide una velocidad máxima (por ejemplo, 130 km/h, cuando hay vehículos con un tope legal inferior y lo transgreden sin ser multados), entonces seguirán sucediendo muertes absurdas, ciclistas atropellados, vuelcos de camiones, choque en cadena y otros incidentes que todos los días acontecen en nuestras autopistas.