Dani Sordo y Carlos Del Barrio, ganadores del último Rally de Cerdeña, nos enseñan cómo desarrollan la hoja de ruta y cuáles son los secretos para conducir el Hyundai i20 Coupé WRC
El Rally es un tipo de competencia muy especial. Por varios motivos: el primero es que se utilizan caminos públicos, no autódromos. Segundo, porque se compite durante tres días (en el caso de una fecha por el Campeonato Mundial), lo que implica un gran despliegue de recursos mecánicos, técnicos y humanos. Tercero, porque los autos derivan de modelos de calle, aunque con un alto grado de preparación, que incluye motores 1.6 L turbo especiales y tracción 4x4 entre las características más salientes; por último, un rally típico tiene una extensión de más de 1000 kilómetros divididos entre tramos de enlace (en los que los autos de carrera se mueven dentro del tránsito normal) y las pruebas especiales cronometradas (a las que se arriban tras realizar los enlaces), por lo general caminos secundarios de tierra o asfalto cerrados al público, porque lejos de luchar chapa a chapa como en la pista, en el Rally se pelea contra el reloj (gana en definitiva el que menos tiempo tarda en hacer todo el recorrido) y el camino, que se modifica con cada auto que pasa.
El arte de navegar
En la pista tras girar y girar en los entrenamientos es posible conocer de memoria el circuito por recorrer, pero ¿cómo aprenderse veinte pruebas especiales de caminos de montaña llenos de curvas y contracurvas? Para eso el piloto cuenta con la inestimable y vital ayuda del navegante (como le decimos en la Argentina y América latina) o co-driver, como lo denominan en otras partes del mundo.
"La principal tarea de un navegante es escoger un buen cuaderno y un buen lápiz; incluso he copiado en eso a algunos de mis colegas", bromea Carlos Del Barrio (50 años), co-driver de Dani Sordo (36), la dupla española que forma parte desde hace años del poderoso equipo oficial Hyundai del WRC (World Rally Championship) durante el Día N, una jornada especial organizada por la firma coreana el lunes posterior al Rally de Argentina (en el que la marca hizo una gran 1-2-6 con sus pilotos Thierry Neuville, Andreas Mikkelsen y el propio Sordo) para disfrutar de un codriving con el piloto español en el Hyundai i20 WRC y tomar contacto con el Hyundai Veloster N, la versión más potente y deportiva del modelo asimétrico (tiene tres puertas) de la marca con sede en Namyang. Todo en la pista de pruebas del complejo La Fortaleza del mítico Oreste Berta, en Alta Gracia, Córdoba.
Más allá de las bromas, Del Barrio es un experimentado navegante y antes de cualquier activida en la pista (para el Veloster N un trazado de asfalto y para Dani Sordo y su i20 WRC un mix de tierra y pavimeto) se explica la teoría. "Para correr un rally se realiza una hoja de ruta propia de cada tripulación que es de pura propiedad intelectual del piloto, que se utiliza junto al road book general de la organización (con los tramos de enlace, referencias, etécera)" afirma el español. "La ruta se recorre dos veces y tomamos nota de todas las curvas y referencias; en la segunda pasada corregimos muchos detalles que no juzgamos bien o no vimos en la primera. En nuestro caso tenemos una escala del 1 al 10 de velocidad de curva de la más lenta a la que directamente se hace a fondo".
Pero no hay mejor aprendizaje que la práctica, así que con Del Barrio al volante fuimos al circuito de 1780 m de extensión dispuesto para la prueba del Veloster N para redactar nuestra primera hoja de ruta. "50" (se refiere a metros rectos), "izquierda (I) 6 larga", "se abre a 9", "400", "abrirse", "frenar", "derecha (D) 9 corta", "20", "I 3 redonda", "se estrecha", "30 abrirse", "D 7 doble", "20", "I 7 poco larga", "10", "D 8 corta", "30", "frenar", "D 5", "100", "I 3 larga", "50", "fin", fueron las indicaciones de "nuestro piloto".
En la siguiente vuelta había que leerle la hoja al piloto. Lo que se hizo puntillosamente, pero tarde, ¿por qué?: "El error es ir mirando la hoja de ruta y no el camino. El 80% del tiempo debemos mirar la ruta para cantarle al piloto qué es lo que se aproxima. Si solo levantamos la vista de la hoja para ver brevemente el piloto ya ha pasado por allí antes que dijéramos una palabra".
En la butaca derecha
El Hyundai i20 Coupé WRC, salvo la estructura básica, poco tiene que ver con el i20 de producción en serie. Aunque derive de un auto de calle, el i20 WRC es un vehículo de competición. Como tal, responde a un reglamento técnico que establece permisos y limitaciones.
Así, disponde de un motor especial con inyección directa de combustible desarrollado por la marca coreana de 1.6 L de cilindrada con turbocompresor, que entrega una potencia de más de 380 HP a 6500 rpm (la cifra real es un secreto celosamente guardado por todas las marcas) y un par motor (torque) de unos 450 Nm a 5500 rpm. El lubricante está específicamente desarrollado por Shell (Helix-Ultra), socio técnico de Hyundai, para esta planta motriz que, a diferencia de un Fórmula 1, debe soportar en una misma carrera diferencias de temperatura muy grandes, así como funcionar con gran calor y altitud (México, por ejemplo) ambiental o soportar frío extremo (Finlandia). El control electrónico es Magneti-Marelli SRG.
La transmisión está conformada por una caja de velocidades secuencial de 6 marchas hacia adelante y una hacia atrás con paddle-shifts (levas) en el volante (de gran tamaño, para facilitar la tarea del piloto para pasar los cambios) y tracción 4x4 (Four Wheel Drive) con diferenciales mecánicos adelante y atrás (son los más robustos) y uno central electro-hidráulico, que comanda el conjunto. Para soportar el castigo, el embrague es bidisco cerámico.
Las supensiones son del tipo McPherson tanto adelante como atrás con amortiguadores ajustables. La dirección es por piñón y corona con asistencia hidráulica y los frenos (Brembo) son de discos ventilados en las cuatro ruedas (de 300 mm de diámetro para tierra y de 370 mm en rallies de asfalto) y pinzas de 4 pistones. El freno de mano (fundamental para la conducción en Rally) tiene control hidráulico. Los neumaticos Michelin (Latitude Cross en carreras sobre tierra) se calzan sobre llantas de 7" x 15" en esta última superficie y en las de 8" x 18" en asfalto.
A la estructura original del modelo se agrega la jaula antivuelco (indispensable en el Rally porque es uno de los incidentes más comunes) y la carrocería de acero tiene múltiples agregados, spoilers y un gran alerón trasero de fibra de carbono para incrementar el downforce no solo con el auto en velocidad sino también de costado, situación en la que están la mayor parte del tiempo. Todo esto configura un auto de 4,1 m de largo por 1,875 de ancho y 2,57 m de distancia entre ejes, además de un peso mínimo de 1190 kg y máximo de 1350 kg con piloto y navegante. En cuanto a la performance, acelera de 0 a 100 km/h en menos de 4 segundos y puede superar en algunas rectas los 200 km/h.
Como queda claro, el i20 Coupé WRC es un auto de carrera y para subirse hay que vestirse en forma adecuada: buzo y caperuza antiflama, casco y HANS (Head and Neck Support). Para entrar hay que hacer algunas contorsiones para pasar entre los caños de la jaula y caer en la profunda butaca en la que se termina firmemente sujetado por los anchos cinturones de seguridad de 5 puntos con una gran hebilla central que los une (en la práctica solo se pueden mover los brazos, las piernas y algo la cabeza); por último se conecta el casco, que tiene auriculares y micrófono para la comunciación entre piloto y navegante, y también con el equipo.
Una brusca acelerada nos pone dentro del show: derrapes, frenadas, giros a gran velocidad, largos tramos enteramente de costado, todo bajo la maestría de Dani Sordo que "juega" todo el tiempo con el pie derecho sobre el acelerador, el izquierdo dando toques más o menos firmes al gran pedal de freno y pegando aquí y allá un rápido golpe a la larga palanca del freno de mano para cruzar el auto y, por lógica, volantear y contravolantear con rapidez para evitar que el auto entre en trompo y doble lo más rápido posible. En suma, dominar con máxima precisión (en una curva de tierra a la derecha había un cono demarcatorio que pensé no encontrar en la siguiente pasada, pero allí estaba: el paragolpes siempre le pasaba a milimetros sin tocarlo) el arte de manejar las transferencias de masas y la física que gobierna un automóvil en movimiento.
Una experiencia fascinante con un piloto que hace pocas semanas, después de una larga sequía tras su primer (y único) triunfo mundialista en Alemania 2013 se impuso, junto a su fiel navegante Carlos Del Barrio, en el Rally de Italia en Cerdeña, la última fecha disputada hasta el momento del actual Campeonato Mundial de Rally.