Con varios papeles realizados en los últimos tiempos, la actriz y cantante dice que adora manejar y que en los autos busca comodidad
La actriz y cantante Natalie Pérez desperdiga alegría y profesionalismo en cada una de las intervenciones que le toca hacer. Inició su carrera en 1999 con su papel de Victoria en la recordada Chiquititas. Posteriormente, y gracias a la calidad de su trabajo, ha sido protagonista o parte fundamental del éxito de novelas como Graduados, Guapas, Esperanza mía y Las estrellas, mientras que su último trabajo fue deslumbrar como Bárbara, su papel en la incisiva tira Pequeña Victoria de Telefé; en el cine, con su primer protagónico en la pieza recientemente estrenada Amor de película, y con sus proyectos musicales como solista para realizar giras próximamente por el interior del país.
Con la naturalidad y espontaneidad que la caracterizan, Natalie recuerda con cariño cómo fueron sus comienzos al volante de un auto: "Aprendí a manejar a los 16 años por las calles de mi barrio, Villa Urquiza. Me enseñó mi papá en no recuerdo qué auto, pero sí me acuerdo que me resultó sencillo. Luego, en el momento de poner en práctica lo aprendido, fui a sacar el registro y fue un proceso que estuvo bien, normal. Al principio, tuve miedo de que no me aprobaran, pero pasó. Algo que tengo claro es que me gusta mucho manejar. Mi primer auto fue un Suzuki Fun, era chiquito, femenino… y lo que podía comprar también (se ríe). Reitero: ¡Amo manejar! Así que siempre quise aprender y tener mi auto".
Con vínculos familiares muy estrechos, asegura que el vehículo fue fundamental en este crecimiento: "Siempre fuimos muchos en la familia, así que hasta para ir al parque nos íbamos en auto. Tíos, primos, amigos, perros… ¡Todos arriba del auto! ¡Era un loquero!", comenta entre risas.
En los caminos
Al volante de un auto, ha recorrido rutas del país y del exterior. Sin embargo, destaca: "He viajado por diferentes carreteras de mi país. El norte lo conocí manejando y me encantó y también llegué hasta Brasil. ¡Fue alucinante!"
Y ante la idea de ceder el volante afirmó: "¡No! ¡No lo cedo porque me gusta mucho manejar y prefiero tener yo el control! Y ante un imprevisto, si bien no se mucho de mecánica, me doy maña como para poder arreglar alguna cosita que se rompa".
Para su crecimiento profesional, la actriz determina qué ha sido y es el auto: "Sin duda, es mi camarín. No me gusta que me lleven, así que siempre manejo yo. Y me gusta tanto que hasta lo hago cuando tengo que conducir en la ficción. ¿Cómo se hace? Se colocan distintas cámaras dentro del vehículo para tener diferentes tomas y se va rodando a medida que el auto avanza. Y en movimiento quizás va un auto a la par para hacer un travelling".
Respecto de qué vehículos prefiere, Natalie señala: "Tienen que ofrecer comodidad y ser grandes pero no tanto. Además, yo valoro los detalles de diseño. Antes me encantaba la caja manual pero me acostumbré a la automática y la verdad es que a esta altura no la cambio por nada del mundo; ¡no hay nada como la automática para moverte por el tránsito!. ¿Qué me gusta del auto? ¡Cuando tiene reacción! Sobre la tecnología, en general me llevo mal, pero ahora a la hora de estacionar relajo… ¡gracias a los sensores y la cámara!
En la actualidad, la cantante conduce un Volkswagen T-Cross: "Este SUV me copa, pero siempre estuve muy enamorada del Polo porque trae todo lo que me gusta. Otro auto que también me fascina y que siempre aconsejo como primer auto es el Gol. Mi Volkswagen complementa muy bien las comodidades con el diseño".
Con su carácter tan especial, ha transmitido sus conocimientos de esta pasión: "Me encanta enseñar a manejar. Hay que tener mucha paciencia y explicar bien las reglas del juego".
Y como conductora en el tránsito de la ciudad, asegura que cada trayecto lo vive de manera diferente: "Depende de la época, depende como se despierte Buenos Aires y ¡de mi humor! (risas). En mi T-Cross siempre llevo cargado mi baúl de ropa. Además, siempre hay patines, una manta por si pinta parque, el equipo de mate... ¡Muchas cosas! ¡Demasiadas!".
Y concluye: "No tengo un auto de los sueños. ¡De verdad! Sí busco mucho en un auto: que tenga buenos parlantes, diseño y motor y, claro, que no gaste tanto combustible, porque con los precios que no paran de aumentar, que sea eficiente es un punto muy a favor".