En la gran exposición alemana de este año, los concept cars cedieron el estrellato a nuevos modelos de serie como los 100% eléctricos VW ID.3 y Porsche Taycan, así como al esperado Land Rover Defender
Hace más de una década que los expertos, periodistas y analistas vienen (venimos) advirtiendo acerca de los radicales cambios que se aproximan en el mundo del automóvil. Por un lado –el de la oferta–, la electrificación, el manejo autónomo y la propiedad compartida configuran el horizonte de promesas. Por otro lado –el de la demanda– aparecen las amenazas: la pérdida de interés, el desapego, los fuertes cuestionamientos ecológicos hacia el auto. Ni las promesas como las amenazas parecen no terminar de llegar, pero el reciente Salón de Frankfurt podría ser considerado como un punto de inflexión. Finalmente las cosas están empezando a pasar.
Cuando lo más relevante a nivel diseño del salón son autos de producción, en lugar de espectaculares concept cars, es una señal clara de que el futuro ya llegó (con perdón de la frase hecha). Las siluetas futuristas, los volantes retráctiles, los asientos giratorios y las espectaculares puertas tipo gaviota, cedieron el estrellato a un par de modelos que ponen énfasis en la propulsión eléctrica y que este mismo año estarán a la venta. Aun así, este esperado giro hacia los problemas reales no fue suficiente para revertir el declive de este (¿otrora?) gran salón. La concurrencia del público cayó un 30% con respecto a la edición de 2017 (de 810.000 a 560.000 visitantes), que podría explicarse por las grandes ausencias (Peugeot, Citroën, Volvo, Toyota, Nissan, todas las marcas de General Motores y lo mismo con el Grupo FCA), aunque parece estar más relacionado con una caída en el interés, e incluso un creciente rechazo para con el automóvil que se expresó en numerosas protestas ecologistas en las inmediaciones de la muestra. Tan irreversible parece la situación, que ya se está hablando de que el próximo salón alemán será en Berlín, con el foco puesto en la "movilidad" y no solo en el automóvil.
100% elektrisch (1)
El auto más relevante de todos los presentados en Frankfurt fue sin dudas el Volkswagen ID.3. Por muchas razones, la primera de ellas simbólica: es el primer Volkswagen desarrollado desde el vamos para ser propulsado eléctricamente (sobre la nueva plataforma MEB) y como tal representa el giro del poderosísimo Grupo VW hacia esa nueva tecnología. Además, es el primer auto "nacido-eléctrico" europeo que apunta a las ventas masivas. Habrá que ver si el precio de (alrededor de) 30.000 euros resulta lo suficientemente atractivo como para lograr números similares a los del exitoso Tesla Model 3 (que es más grande y más caro).
El diseño del ID.3 fue anticipado hace exactamente 3 años por el I.D. Concept, que salió casi "de apuro" para darle una lavada de cara a la marca en medio del escándalo del dieselgate, y el resultado del modelo de producción es sorprendentemente fiel al concepto original. Pero esto no quiere decir que tenga un aspecto demasiado futurista o transgresor. VW aprendió la lección del BMW i3, que fue (es) adorado por el mundillo del diseño, pero resultó demasiado "avanzado" para la mayoría de los consumidores. Por eso el ID.3 es relativamente convencional, aún con su atípica silueta monovolumen, que aprovecha al máximo las ventajas de la plataforma eléctrica en cuanto a espacio interior. Salvo algunas cosas poco convincentes (como la placa de plástico "negro piano" en la base del parabrisas), el estilo del ID.3 es limpio y refinado, con sutiles detalles como la trama de hexágonos en la parte posterior. Las llantas estilo "turbina" ayudan a darle una impronta novedosa, y en un balance general puede decirse que su apariencia "empuja" hacia adelante; lo suficiente como para expresar algo nuevo sin riesgo de espantar a nadie. VW muestra mucha confianza en el ID.3 y dice que tiene destino de ícono, a la altura del Beetle y el Golf. Una declaración aventurada... pero el tiempo dirá.
100% elektrisch (2)
El Porsche Taycan fue otra pequeña revolución para la industria: nada menos que "el primer Porsche eléctrico" (y seguro que no será el último). El Taycan es una demostración de que Porsche sigue siendo la marca de referencia en el diseño de vehículos deportivos. Está tan bien ejecutado que hace que a su lado el Panamera luzca algo tosco y pasado de moda. Las proporciones son soberbias, las superficies magníficamente limpias y tiene la justa cantidad de detalles estilísticos que denotan su naturaleza "inusual" de vehículo eléctrico (como los faros cuádruples y las llantas con partes del color de la carrocería), sin que luzca demasiado extraño. El Taycan es el primer producto que se le planta en serio al ya consolidado Tesla Model S en su propio terreno. Será un duelo para seguir de cerca, que podría resumirse en "disrupción y marketing" vs. "calidad y diseño".
Una gran reinterpretación
El tercer gran destacado también es un auto de serie, que aún lejos de proponer un nuevo paradigma de propulsión (como los anteriores), representa un dramático cambio para la marca que le dio origen. Se trata del nuevo y muy esperado Land Rover Defender, que vuelve tras casi 3 años de discontinuidad. Teniendo en cuenta la enorme tradición del modelo, y que la anterior generación se mantuvo casi sin cambios durante 33 años (1983-2016), el nuevo Defender es controversial.
Por un lado, es un gran ejemplo de cómo reinterpretar un producto icónico, manteniendo el espíritu original sin caer en la trampa de la nostalgia y el estilo excesivamente retro. El nuevo modelo logra un fino equilibrio entre rusticidad (proporciones bien cuadradas; el corte de cola abrupto) y una cierta sofisticación en las superficies y los detalles, acordes a un producto que arranca en los 55.000 euros y puede llegar a los 110.000. Por otro lado, para los puristas del Defender original (que lo esperaban con ansias), puede resultar demasiado "rupturista", y el hecho de que tenga una arquitectura monocasco (en lugar del tradicional chasis de largueros + carrocería) es casi un sacrilegio. Para los que pensamos que el diseño debe avanzar y no quedarse anclado en el pasado (hola, Mercedes Clase G), el nuevo Defender es una gran noticia.
Retro origami
Ahora sí, un concept car. Se trata del Hyundai 45, un número que hace alusión a la cantidad de años que pasaron desde el nacimiento del Pony, el primer producto desarrollado enteramente por Hyundai. Vale recordar que el Pony fue diseñado por el gran Giorgetto Giugiaro, y eso no pudo ser mejor excusa para que los diseñadores de Hyundai le aplicaran al 45 el famoso origami design de mediados de los años ’70, llamado así por las superficies planas y los bordes duros típicos del papel plegado (recordar el primer VW Golf, el Fiat Ritmo o el Lancia Delta). En ese sentido, el 45 tiene un indiscutible sabor retro, pero que a la vez inspira mucha modernidad. Estilísticamente, fue lo más logrado del salón, y sería una pena que Hyundai no retome estas ideas para sus futuros productos eléctricos.
Los otros alemanes
Las otras tres grandes marcas premium alemanas también dijeron presente con sus respectivos concept cars en Frankfurt. Mercedes-Benz lo hizo con el EQS Concept, un enorme sedán que se presentó como el futuro sucesor del Clase S (eléctrico y autónomo, por supuesto). Lo que le sobra de elegancia le falta de identidad: si no fuese por la estrella iluminada en la (falsa) parrilla delantera, podría ser un auto de cualquier marca. BMW sigue desconcertando a todo el mundo con un estilo que no parece ir en la buena dirección. En Frankfurt presentó el Concept 4, anticipo del futuro Serie 4 que con su expresión de "castor enojado" no le hace ningún honor a la fabulosa tradición de coupés de BMW. Por último, Audi sorprendió con el AI:Trail Concept, una especie de buggy todoterreno totalmente autónomo que está bastante por fuera de su rango de productos habitual. Más allá de lo particular de la propuesta (todavía es difícil imaginarse hacer off-road extremo sin nadie al volante), el diseño del AI:Trail parece más sacado de una tesis universitaria avanzada que del estudio de un fabricante.
Choque de colosos: Tesla vs. Porsche
El Taycan alemán es el primer producto en plantar un desafío serio al modelo S californiano. Un duelo para seguir de cerca, sin perder detalle, que puede resumirse en "disrupción y marketing" (Tesla) vs. "calidad y diseño" (Porsche).