Sigue ofreciendo un alto nivel de equipamiento, gran corfort interior y una mecánica potente y de las más confiables y eficientes
En un mundo que parece encaminarse hacia los SUV, los sedanes grandes todavía siguen teniendo un público que le es fiel. Exigente y conocedor, esos compradores privilegian no solo el confort y el equipamiento, sino también el estilo y la distinción de las líneas que caracterizan a estas berlinas por sobre la voluminosidad de los multipropósito. En ese sentido, el Ford Mondeo aparece como un referente indiscutido en nuestro mercado desde hace ya muchos años. Hace pocas semanas se lanzó un nuevo restyling de la quinta generación, que llega fabricado en México y se comercializa en dos versiones, la SEL, que probamos, y el tope de gama Titanium.
El Mondeo siempre tuvo esa silueta entre elegante y deportiva que parece una marca registrada del modelo y que lo hace tan atractivo. Por eso, son pocos los cambios en lo que hace a la estética: muestra nuevos paragolpes delantero y trasero y también luces antiniebla, molduras externas, ópticas traseras, llantas de aleación de 18" de nuevo diseño.
Tampoco hay demasiadas modificaciones en el interior, ya que conserva la sobriedad y el estilo característico, con una excelente calidad de materiales y terminaciones. Sí hay algunas novedades en lo que hace a equipamiento. En esta versión en particular suma ópticas delanteras adaptativas con tecnología full LED y mantiene la amplia arsenal de elementos de confort que incluye –entre otros–, encendido remoto mediante la llave inteligente; apertura de puertas mediante código de seguridad (se encuentra en la parte exterior de la puerta delantera izquierda), asistencia activa de estacionamiento en paralelo y perpendicular (el conductor sólo tiene que controlar la trasmisión, el freno y el acelerador, ya que el sistema realizará los ajustes de dirección necesarios), cámara de retroceso y conectividad mediante sistema Sync 3 compatible con Apple y Android.
En seguridad sigue siendo de los más equipados del mercado: frenos con ABS, EBD y EBA; 8 airbags, anclajes Isofix, control de estabilidad (ESP) con distribuidor de tracción (TCS), Sistema de asistencia de arranque en pendientes (HLA), monitoreo de presión en neumáticos; sistema post colisión de activación automática de balizas, bocina y desbloqueo de puertas y mucho más (la versión Titanium suma, además, control de crucero adaptativo con función Stop & Go que regula automáticamente la velocidad de acuerdo con la distancia del vehículo de adelante; y el asistente de pre colisión con detección de peatones, que detecta la cercanía de vehículos o peatones y ayuda a reducir potenciales accidentes.
La mecánica es la misma de la edición anterior: conserva el impulsor naftero de 4 cilindros en línea Ecoboost GTDI 2.0 L con inyección directa y turbo que genera 240 CV a 5500 rpm con un torque de 34,7 kgm desde las 1750 y hasta las 4000 rpm; éste está asociado a una transmisión automática de 6 marchas que se opera mediante un dial (denominado Rotary Shifter) y también permite pasar los cambios mediante las levas al volante (este conjunto es el único disponible en el nuevo Mondeo, ya que ya desde 2017 se dejó de ofrecer la versión con impulsor 2.5 L de 175 CV). La tracción es delantera.
Es un conjunto bien conocido y confiable, de probada eficiencia y respuesta, que ofrece excelentes prestaciones para una berlina de este porte (hay que tener en cuenta que su peso en orden de marcha es de 1689 kg): acelera de 0 a 100 km/h en 7,9s, recorre un kilómetro en poco más de 28 segundos y recupera de 80 a 120 km/h en modo Normal en 5,2s; la velocidad máxima alcanza los 225 km/h.
Pero más allá de esos números, lo siempre destacable del Mondeo es la versatilidad que tiene para desempeñarse en cualquier situación de conducción, ya que, por ejemplo, en ciudad es ágil y suave (el único punto en contra es que por su bajo despeje tiende a tocar un poco abajo, especialmente en cunetas profundas o lomos de burro pronunciados), mientras que en ruta saca a relucir toda su potencia con un comportamiento dinámico notable que se traduce en aplomo y agarre. Y también, por supuesto, el confort de marcha que es característico del modelo y que hace que sea uno de los más cómodos para manejar del mercado.
Si bien el precio no fue suministrado, el modelo insignia de Ford tiene un valor muy por debajo del de sus rivales directos (Volkswagen Passat, Honda Accord y Toyota Camry) ya que al ser fabricado en México (los otros llegan desde Alemania y Japón, respectivamente) tributa un 35% menos de impuestos que aquellos. Por eso, sin duda es una gran opción para quienes todavía son aman las cautivantes líneas de los grandes sedanes.