El Ford Mustang Shelby GT500 –presentado en el Salón de Detroit de este año– es salvaje ya de por sí. Con 760 CV y 847 Nm de torque, es el Mustang de serie más poderoso de la historia. Pero el preparador texano Hennessey lo llevó varios escalones más allá: logró que el V8 supercharged de 5.2 L aumentara su potencia hasta unos espeluznantes 1217 CV a 7000 rpm con un par máximo de 1356 Nm a 4800 rpm. Para conseguir esto, le agregó un doble turbo especialmente diseñado, le colocó colectores de escape de acero inoxidable, pistones y bielas mejorados y varios elementos más. Y, obviamente, le hizo otros retoques (a la transmisión Tremec TR-9070 DCT de 7 velocidades y doble embrague, a los frenos Brembo de competición, la carrocería, el chasis y las suspensiones...). ¿El resultado? Simplemente brutal.