El director del equipo DS Techeetah habla sobre las diferencias con otras especialidades del deporte motor y sobre la evolución técnica que cada temporada muestra la categoría
Desde que irrumpió hace 6 años, la Fórmula E fue ganando terreno paulatinamente en el gusto de los aficionados. Gracias a los circuitos callejeros y la utilización de nuevas tecnologías, logró un acercamiento a un público que vio en ella algo distinto dentro del deporte motor.
Xavier Mestelan Pinon, es el director del equipo DS Performance Techeetah. En su paso por América del Sur, se prestó a una charla con LA NACION para analizar el presente y el futuro de la actividad, y sobre todo, la evolución técnica de las máquinas que compiten.
–Mucha de la tecnología que se aplica aquí llega a los autos de calle. ¿Hay un flujo inverso?
–En esta categoría tenemos una tecnología que está avanzada respecto de lo que se hace para autos de serie. Podríamos decir que estamos como se estaba en los años 50 respecto de la Fórmula 1. Y esa es la razón por la que desde DS nos comprometimos con la Fórmula E para acelerar ese traspaso e ir más rápido hacia las nuevas tecnologías, siempre más eficientes. Esa es también la razón por la que hay nueve constructores compitiendo en la categoría: todos estamos acá para avanzar más rápido en la investigación y desarrollo y poder proponer soluciones siempre más eficientes, porque actualmente hay que progresar rápido; las reglamentaciones cambian, se imponen, y para eso hay que tomar riesgos y las carreras de autos nos permiten tomar estos riesgos. Para una marca joven como DS, nacida hace 5 años, ganar títulos en automovilismo es la mejor manera de mostrar que sabemos hacer autos.
Por otra parte, si comparo con lo que sucedía en el Rally, en la cual trabajé muchos años, ahí yo no tenía vínculo con mis colegas de serie para compartir la investigación y el desarrollo. En cambios en la Fórmula E desarrollamos herramientas en común. La arquitectura del auto, ya sea de serie o de la Fórmula, son las mismas. Hay realmente un gran intercambio de información.
–Si tuviera que comparar los primeros Fórmula E con estos, ¿en qué estado están?
–En cuatro años se duplicó la autonomía de los autos: antes teníamos dos vehículos por piloto por carrera; ahora tenemos solo uno. Y la potencia de los autos progresó en un 25%. Es increíble, ya que duplicar la autonomía y mejorar la potencia demuestra la velocidad en la que se da este progreso. La autonomía aumentó porque la eficiencia del tren motriz progresó mucho. La batería mejoró, pero todo el propulsor lo hizo también así como el piloto hace para regenerar la carga del auto. Hoy entre el 30 y el 40% de la energía que utiliza proviene de esa regeneración que se gana en el frenado. Y muy pronto los autos no tendrán freno trasero: no habrá freno mecánico, solo eléctrico.
–¿Cuáles son los próximos desafíos que tiene la categoría en materia técnica y en qué plazo cree que se va a dar?
–Trabajamos hoy sobre autos que van a rodar en dos años, serán modelos con cuatro trenes motrices que, en la fase de frenado, permitirán regenerar mucha más energía y aumentar así aún más la autonomía.
–Al respecto, el principal problema que tienen hoy los vehículos eléctricos es el tema de la carga de las baterías. ¿Qué falta para que sean más eficientes?
–La batería que utilizamos en la Fórmula E es la misma para todos los constructores. De hecho, se llama a licitación cada tres años para buscar proveedores que vayan mejorando el producto. Por eso, estoy seguro que próximas evoluciones serán justamente baterías capaces de regenerar mucha energía rápidamente, ya sea durante el frenado o cuando se conecta el cargador (estamos hablando de cargadores muy potentes, que van a tener de 400 a 600 kWh). Eso también es un progreso que tenemos que hacer para los autos de serie para que puedan ser recargados rápidamente en 15 o 30 minutos.
–¿Qué le falta a la Fórmula E para ganar popularidad?
–Los fans del Rally o la Fórmula 1 no comprenden la Fórmula E. No los critico, pero es una disciplina diferente con un público muy diferente (hay más mujeres, más jóvenes, no hay ruido...) que viene a buscar algo diferente. Por un lado quieren, por supuesto, una batalla de pilotos, pero también quieren ver una nueva forma de movilidad, un nuevo futuro para el automóvil. Va más allá de la competencia. Es una disciplina joven y a medida que vaya creciendo habrá pilotos cada vez más talentosos y se hará mucho más popular.