Advierten sobre un efecto dominó
Con su demanda, el Estado podría alentar otras querellas
Con la demanda por 24 millones de pesos que la Ciudad impulsa contra Sonia Berjman, Santiago Pusso y Basta de Demoler por la disputa en torno a la construcción de una estación del subte H, el Estado asentó un antecedente que podría generar un efecto dominó. Así lo entienden en Poder Ciudadano y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
"Si los desarrolladores inmobiliarios y las constructoras observan que el Estado alienta la participación ciudadana, entonces no se animarán a accionar contra quienes presenten recursos de amparo para denunciar irregularidades. Pero la querella contra Berjman, Pusso y Basta de Demoler dictó el ejemplo contrario", dice Germán Emanuele, director de Justicia y Acción Ciudadana de la fundación Poder Ciudadano.
En rigor, ya se registraron casos de vecinos que -tras lograr que la Justicia detuviera obras irregulares- sufrieron una embestida judicial de desarrolladores inmobiliarios. Así les ocurrió a seis vecinos de Coghlan que, junto a Basta de Demoler y la Asociación Civil Amigos de la Estación de Coghlan, denunciaron la construcción irregular de una torre de 28 pisos y un edificio de 13 junto a la Villa Roccatagliata (una casona del 1900), en Ricardo Balbín al 2600.
Según los vecinos, inicialmente los planos de la obra no habían sido aprobados, la altura de las torres triplicaba lo establecido en el Código de Planeamiento Urbano y la excepción presentada no había sido aprobada por la Legislatura, como lo exige la Constitución local. La Justicia ordenó frenar la obra, pero la empresa desarrolladora y el gobierno porteño apelaron la decisión; la medida cautelar fue levantada y la obra continuó.
Dos meses después de que la Ciudad demandó a Berjman, Pusso y Basta de Demoler, los vecinos de Coghlan fueron citados por carta documento para participar de una mediación judicial. Tras siete audiencias sin alcanzar un acuerdo, ahora estos vecinos son pasibles de ser demandados por daños y perjuicios, y deberían responder con su patrimonio.
Cuando se conoció la experiencia de los vecinos de Coghlan, provocó un inmediato efecto intimidatorio. Sucedió en Belgrano, donde los vecinos advirtieron que la torre Mirabilia triplicaba la altura máxima permitida. "Renunciaron a accionar judicialmente por temor a poner en riesgo sus bienes personales", explicó Raúl Espineda, un vecino del barrio.