Amarillo, lindo color, pero no para la vía pública
Amarillo. ¿Lindo color? Pareciera que sí, a juzgar por su florecimiento en la comunicación visual de la ciudad. Y muchas veces invade también la señalética, trastocando el código cromático que corresponde a las señales y que cualquiera que tiene registro de conducir debe conocer. Los carteles informativos deben ser verdes, aunque ahora también aparezcan en amarillo. Y si no, bajen por la AU Illia hacia la Av. 9 de Julio...
Confundir la identificación cromática de un partido o de una gestión con la identidad de una ciudad o de un servicio público no solo poluciona la comunicación, generando quiebres en los sistemas de convenciones, sino que también deteriora la percepción y estabilidad de aquella a través del tiempo. Tenemos la certeza de que una próxima administración, de otro signo, probablemente volverá a cambiar todo, con la tendencia, por ciento revanchista, de teñir todo del propio color.
Hoy Buenos Aires es amarilla, como hasta hace un año y poco la provincia de Buenos Aires era naranja. Conservar el patrimonio urbano, que también está ahí, es una de las responsabilidades de los funcionarios públicos. Sin embargo, los gobernantes habitualmente confunden la propiedad común con el apropiamiento de íconos y señales para promoción de la obra de su gestión. Y, para bien o para mal, las ciudades anteceden y sobreviven a sus funcionarios.
El autor es diseñador, consultor y profesor de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la UBA
Los costos de la renovación
81
Carteles pescantes
Se instalaron en los últimos meses en la ciudad, con un costo de $ 20.000 cada uno
12.000
Carteles negros
Se pusieron en la ciudad, en 2012, con los nombres de las calles y el número de la comuna, a casi $ 4000 cada uno
Carlos Venancio