Cada sala reabierta es una gran conquista
Para poner la obra Hija de Dios buscábamos una sala donde el público se sintiera en una reunión de amigos, que escuchara de cerca cada cuento y anécdota. Como quien se junta a comer un asado a la vuelta de las vacaciones. Donde la risa se contagiara y la mirada de Dalma Maradona, la protagonista, se cruzara con cada uno de los espectadores. En el SHA encontramos esa comunicación íntima y familiar. Nuestra producción era independiente, funcionamos como cooperativa y nos interesaba conservar ese perfil aunque estuviéramos hablando de la persona más famosa del planeta. Porque la obra hablaba de eso, de un ídolo que es familiar para todos los argentinos.
Trabajamos toda la temporada a sala llena y era pintoresco ver a los diferentes personajes que se cruzaban en el hall, caras famosas del espectáculo que buscaban estacionamiento en la zona de Once y se juntaban en la misma platea con fanáticos de Diego que quizá nunca habían pisado un teatro. Quizás una sala más comercial o pomposa nos hubiera alejado de esos espectadores. La sala de barrio permite ese intercambio descontracturado, esa comunión. Casi la misma que permite el fútbol.
La apertura de un teatro ilumina cualquier cuadra, activa y revitaliza cualquier zona, esto permite que la gente circule y deje de concentrarse siempre en los mismos lugares. Ya no importa estar cerca de la avenida Corrientes; en los barrios se puede hacer teatro del bueno, como se hace en las salas de Boedo, Palermo o el Abasto. Los teatros agregan valor y ofrecen oportunidades a los vecinos; se convierten en lugares de pertenencia, de intercambio, de transmisión de conocimiento. Inyectan vida y posibilitan la expansión cultural y gastronómica.
Mucha gente que no tenía el hábito de ir a ver un espectáculo comenzó a hacerlo. Muchos teatristas que no encontraban un espacio para mostrar su trabajo pudieron hacerlo gracias a la apertura de una sala alternativa. Tenemos que celebrar las reaperturas de salas emblemáticas como el SHA y apoyar cada nuevo espacio que aparezca en nuestro barrio. Porque donde haya una persona dispuesta a invertir y ponerse un proyecto cultural al hombro, ganamos todos. Cada sala que se recupera, cada teatro que se inaugura, es una verdadera conquista.
Erika Halvorsen